"Fue y dijo que muy bien, que había sido muy cariñoso, muy amable, estupendo. Me dijo que allí mismo habían tenido una relación", prosiguió Hortensia Blázquez, que en un primer momento no quiso confirmar que la de Totana le hubiera dicho que ese mismo día había pasado ya algo entre ellos.
Bárbara Rey quiso que le colocara en un Ministerio con una nómina importante para que nadie le pudiera quitar el sueldo. Le pidió dinero prestado, unos 5 millones de pesetas que finalmente el Rey Juan Carlos le dio a través de una persona de su confianza: "Le dijo, 'mira, yo no tengo ese dinero', pero no sé si dijo primo o amigo Su, 'yo he visto que tienes un brillante talla esmeralda, se lo das a él, y él te da los 5 millones de pesetas'. Efectivamente vino Su con los 5 millones y ella le entrega el brillante talla esmeralda". Curiosamente, cuando ella anunció que iba a casarse con Ángel Cristo "le mandó de regalo de bodas un reloj de barco y ese brillante". Hortensia hizo hincapié en la obsesión de María Margarita García García por el dinero: "Fue una obsesión constante. Ella era obsesiva y le preocupaba el dinero sin trabajar, pero nunca fue fantasiosa, era realista y lista, pero sin inteligencia".
Su relación fue larga, como recuerda la testigo: "La primera fase fueron como 3 o 4 años y a partir de que ella se casara, Su Majestad lo respetó, no la volvió a llamar nunca, nunca más. Al poco tiempo de separarse de Ángel volvieron, pero al poco, le dijo que no se podían volver a ver porque su amigo vendía el chalé y ella ya le hizo una cita en su casa". Comenzó ahí a fraguarse un chantaje que es lo que ha llevado a que la historia vuelva a estar de actualidad.
Utilizó a su hijo para el chantaje
"Ella siempre pensó en hacerle un chantaje, siempre me decía que grababa todo lo que hablaba con él. Grabó llamadas telefónicas, tenía 20 o 30 cintas". Pero Bárbara Rey quería más, así que le citó en su casa para grabarle en vídeo: "Le cita en su casa, se va a una casa de grabación que está en Alcalá y es cuando le hace el vídeo, le graba. En vídeo le grabó una vez, en otra cita en su casa le hizo fotografías, 37 diapositivas, que implicó a su hijo para que se las hiciera y aquello a mí me dolió muchísimo. Me dijo, 'me fui al Rastro, compré un traje de camuflaje, compré un zoom y las hizo el niño'. Empezó con el chantaje, pedía doce mil millones de las antiguas pesetas. Esas fotos eran en el porche de su casa, ella estaba con una minifalda mínima y sin nada de ropa interior debajo, le ofrece una copa de vino a Su Majestad y Su Majestad la toca, aquí, allí... Ella le graba porque ya le había dicho que ya no se podían ver".
Para evitar que le arrebataran las grabaciones, se las llevó a un banco en Suiza, aunque no contaba con que el servicio secreto de España (CESID) iba detrás de ella y se enteraron de dónde guardaba el material: "Ella no se separa del vídeo y lo lleva a una caja fuerte a un banco de Ginebra. Lo averigua el CESID, el banco la llama y le dice que van a derruir el banco y que todas las pertenencias que tenga en su caja que las recoja. En ese avión viajan dos del CESID con ella, la siguen hasta su casa y ven que lo deposita en su casa. A la siguiente noche le meten en su vida a un topo, una señora que es Condesa. Llega a su casa, abre la caja fuerte para enseñarle que lo tiene y se encuentra que le han desvalijado totalmente, con 18 dígitos han abierto la caja fuerte y la han vuelto a cerrar". Y ese fue el famoso robo, un curioso final para una historia que ha removido la paz en La Zarzuela.