La muerte de la XVIII Duquesa de Alba deja un vacío incalculable en el seno de la Casa Nobliliaria más importante de España. Incalculable es también el patrimonio con el que cuentan los Alba, aunque Doña Cayetana se encargó de repartir buena parte de la herencia entre sus seis hijos, preservando el legado del primogénito y heredero, ya Jefe de la Casa de Alba, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo.
La Duquesa de Alba tuvo que tomar la decisión de repartir en vida para poder casarse con su tercer marido y su último amor: Alfonso Díez, con el que se quería casar a toda costa para estar de acuerdo con sus convicciones. Tras pasar por el notario y la renuncia a lo que legítimamente le correspondería, los hijos de Doña Cayetana accedieron, y por fin el 5 de octubre de 2011, Cayetana Fitz-James Stuart y Alfonso Díez se convirtieron en marido y mujer.
Lo que se llevó cada uno
En cuanto al reparto, Don Carlos Fitz-James Stuart, Duque de Huéscar y Grande de España (1948) será el Jefe de la Casa, hereda el Ducado de Alba y el resto de dignidades y grandezas que ostentó su madre hasta su muerte, gestionará la Fundación Casa de Alba y tendrá la propiedad del Palacio de Liria de Madrid y del de Monterrey en Salamanca, así como la Finca cordobesa de El Carpio y casas para alquilar.
Sumado a todo ello, el patrimonio artístico con el que cuenta la Casa de Alba, de gran valor. Su hijo mayor, nieto de Doña Cayetana, Fernando Fitz-James Stuart y Solís, recibe lo más querido de la Duquesa, el Palacio de las Dueñas de Sevilla, donde falleció, y que así seguirá en manos de un Duque de Alba.
Al segundo, Don Alfonso Martínez de Irujo, Duque de Aliaga, (1950), se convierte en propietario de la finca del antiguo castillo de El Tejado, obra del siglo XIV, que ha sido rehabilitado y se encuentra ubicado en la localidad salmantina de Calzada de Don Diego, además de varias parcelas rústicas. Además, en 2013 recibió de su madre el Ducado de Híjar, los Marquesados de Orani y Almenara, los Condados de Aranda, Ribadeo, Guimerá y Palma del Río.
Jacobo Fitz-James Stuart, Conde de Siruela, (1954), se quedó con algunas fincas rústicas. Este reparto provocó el enfado de Jacobo, que se sintió agraviado, mientras que la Duquesa consideró que le había dado parte de lo que le correspondía al ayudarle a montar la editorial Siruela. Tras acercar posturas y la cesión de un valioso cuadro, Jacobo Siruela se reconcilió con su madre.
El cuarto de los hijos de la Duquesa, Fernando Martínez de Irujo, Marqués de San Vicente del Barco (1959), se llevó la mansión de Las Cañas de Marbella, así como varias propiedades agrícolas.
El quinto, Cayetano Martínez de Irujo, que trabaja activamente en la Casa de Alba, heredó el cortijo de Las Arroyuelas de Sevilla, un gran latifundio, y el palacio de Arbaizenea, en San Sebastián, finca que fue de los Duques de Sotomayor, padre de Don Luis Martínez de Irujo. El Conde de Salvatierra además obtuvo de su madre el título de Duque de Arjona en 2013.
La Duquesa de Montoro, Eugenia Martínez de Irujo (1968), única hija de la XVIII Duquesa de Alba, se quedó con la propiedad de la finca La Pizana de Gerena (Sevilla), y con Sa Ufabaguera, casa de Ibiza de los Alba. Finalmente, los restantes nietos de la Duquesa de Alba (salvo Fernando, el heredero) recibieron una finca en el campo cada uno.