Gustavo González continúa con su proceso de divorcio. Aún queda pendiente la venta del apartamento que durante años fue su refugio familiar junto a su exmujer Toñi y sus cuatro hijos. La expareja se casó con bienes gananciales, por lo que el apartamento en Canet de Berenguer pertenece a ambos y los beneficios de su venta se repartirán equitativamente entre ellos.
En la localidad valenciana se encuentra el paparazzi descansando del ruido mediático que comenzó desde que hiciera oficial su relación con María Lapiedra, hecho que le ha provocado más de un dolor de cabeza por las críticas recibidas. Además, según publica Diez Minutos, en los últimos tiempos su novia está teniendo una actitud que no han gustado nada a González, ya que la catalana dejó claro que se vengaría de su novio en 'Supervivientes' por todo el daño que le ha causado. A pesar de ello y de ser testigo del tonteo entre Lapiedra y Kiko Hernández en 'Sálvame', el paparazzi ha asegurado que defenderá a su chica durante su paso por el concurso hasta el final.
También durante su estancia en Canet de Berenguer el colaborador ha practicado deporte y ha disfrutado de la playa. Pero sin olvidar su verdadera misión allí: vender el apartamento que tiene a medias con su exmujer. El paparazzi ha recurrido a la ayuda de dos agencias para que la venta se produzca lo más rápido posible. El precio de venta es de 150.000 euros, y se trata de un amplio apartamento que consta de tres habitaciones, dos baños, cocina, salón de 30 metros y una amplia terraza de 20 metros. Además, la urbanización tiene una piscina para adultos, otra para niños y garaje. La ubicación es excepcional, pues se encuentra a apenas 300 metros de la playa.
Allí ya no le queda nada
Tras verse envuelto en la polémica de una supuesta relación con una íntima amiga de su exmujer de Canet de Berenguer, los amigos que el paparazzi tenía allí se han alejado de él y su estancia allí cada vez se hacía más incómoda. No solo los bienes gananciales le han hecho tomar la decisión de vender su apartamento, sino que la difícil situación con la que se encontraba cada vez que visitaba la localidad valenciana también ha influido en su decisión. A pesar de desmentir la polémica y que el polígrafo le diera la razón, los habitantes siguen señalando al colaborador y salen en defensa de su exmujer.