Gustavo González y María Lapiedra ya son oficialmente marido y mujer. El colaborador de 'Sálvame' y la artista se dieron el 'sí, quiero' en una íntima ceremonia civil el 7 de enero de 2022 en el ayuntamiento de Sant Vicenç de Montalt (Barcelona). Para el recién matrimonio esta boda civil simplemente es un trámite legal previo a la celebración que está organizando María con la ayuda de una de sus mejores amigas, que es su wedding planner.
Esta celebración será por todo lo alto y terminará poniendo la guinda a su apasionada e increíble historia de amor. La fecha elegida para la celebración con todos sus amigos será el 7 de mayo de 2022. Sin embargo, antes de festejar con sus amigos la pareja decidió formalizar su amor en una ceremonia civil.
Para un día tan mágico, la pareja se vistió con los diseños de Jordi Dalmau, íntimo amigo del matrimonio y que también les vestirá para la celebración del 7 de mayo de 2022. La jueza encargada de oficiar la ceremonia les dedicó unas tiernas palabras al los recién casados. Por otro lado, Emma, una vieja amiga de María Lapiedra, logró emocionar a María con un discurso.
Después de darse el 'sí, quiero' Gustavo y María se dirigieron a celebrarlo de la manera más escueta e íntima posible, pues para el gran festejo faltan cuatro meses. La ceremonia en el ayuntamiento fue muy íntima, solo estaban las personas justas debido a la nueva oleada de coronavirus que azota a España.
Contra viento y marea
Gustavo González y María Lapiedra han luchado contra viento y marea para sacar su boda a flote, y es que no ha sido nada fácil. La pareja ha tenido que lidiar con numerosos frentes abiertos, desde el duro divorcio de colaborador, pasando por las criticas de sus compañeros de programa, y finalizando en los múltiples escándalos que tenían como protagonista a María Lapiedra. En 2021 la pareja se enfrentó a su peor crisis, que hizo que Gustavo se replantease seguir adelante. 'Sálvame' sacó a la luz una información que destapaba el negocio oculto de la pareja de Gustavo. Pues, las pruebas apuntaba a que María había vuelto a ofrecer sus servicios como bailarina en despedidas de solteros, cosa que rápidamente negó ella.