Jessica Goicoechea se ha sentado a hablar por primera vez sobre su relación sentimental pasada que acabó con un fuerte episodio de violencia física, la intervención de la Policía y un auténtico revuelo mediático. Lo hace ahora, casi 3 años después, junto a su compañero de profesión y amigo Luc Loren en su canal de Youtube en la sección 'No estamos locas' en las que se habla sobre salud mental, un elemento clave en la historia de Goicoechea. Sin dar nombre ni apellidos, la joven ha relatado cómo fueron los dos años y medio de relación y cómo todo acabó escalando hasta el punto que todo el mundo conoce.
"Por mucho que me empeñe, no tengo ningún recuerdo bonito (...) Todo el mundo habla del último suceso, de cuando llego a las manos, pero hay mucho detrás, un maltrato psicológico mucho peor que el físico (...) La que todo el mundo conoce es la violencia física, pero la que más sufrí y la que más huella me dejó fue la psicológica porque estuve dos años y medios sufriéndola. Están jugando con tu mente y fue lo que más me mató", comenzaba así definiendo lo que para ella fue una relación de "auténtico postureo" por parte de su exnovio: "Cuando peor iba más se esforzaba en vender que la relación era más idílica (...) A mí me parecía lamentable, pero no son mis redes, no era yo nadie para decir nada. Para él ser el centro de atención era algo que le encantaba".
"Cuando peor iba más se esforzaba en vender que la relación era más idílica"
La influencer narró diferentes episodios en los que el control que tenía sobre ella la llevó a dejar de hacer determinados trabajos porque no se le reconocía a él también para, posteriormente, dejarla en evidencia haciendo creer que todo había sido su decisión - gashlighting -: "Dejé de ir a trabajos por él no me dejaba (...) y luego como tiene doble cara dice cosas con tanta seguridad y frialdad que hasta yo dudaba de mí misma", recuerda de un determinado episodio que se sumó a una larga lista del juego psicológico: " Que no se me ocurra llorar el público porque eso implica que le estoy dejando mal y luego todavía había más bronca en casa. Luego en casa era: 'Cuando yo digo que es así tú me sigues la corriente y punto, no me puedes dejar mal en público'. Subía el volumen de la radio, de la tele, cerraba la puerta para que no se me escuche llorar...".
Una violencia que empezó poco a poco, granos de arena que se fueron haciendo una motaña: "Algo muy común es que empiezan a alejarte de tus seres queridos, amistades e incluso familiares. Es un mecanismo para tener más dependencia de esa persona. Yo me di cuenta bastante rápido, pero aún siendo consciente de que eso no estaba bien, yo estaba anulada ". Goicoechea recuerda que intentó dejar la relación en varias ocasiones: "Era súper difícil salir de ahí, lo intenté dejar en millones de ocasiones, pero el juego psicológico era: 'Si me dejas, significa que no me quieres', 'Tienes que aguantar eso porque sino no me quieres suficiente', 'Me estás abandonando y dejando solo en un mal momento'... te hace creer que tienes que aguantar si no eres una mala persona y así me sentía, pero estando con él era hiperinfeliz ".
Pero, efectivamente, llegó el episodio que todo el mundo conoce y ese fue el final de todo: "Dije 'basta' mil millones de veces, pero ninguna sirvió de nada. Realmente acabó cuando la cosa llegó a las manos, que era algo que no esperaba. Sí había vivido algún episodio violento, pero no hasta ese punto". Un episodio que llegó a escalar tanto que intervino no solo su padre, también la Policía, y luego llegó a la prensa: "Es algo que yo no quería compartir y me pillo por sorpresa que saltase a la prensa. Sucedió y ya está. No sabía hasta que punto esto era legal que se supiera sin mi consentimiento, pero como fue la Policía la que acudió al domicilio fue ella la que se encargó, se ve que tienen como una especie de convenio que cuando se trata de personajes públicos o muy muy fuertes tienen derecho a contarlo", añadiendo el influencer que en este tipo de casos "prevalece el derecho a la información sobre el derecho a la privacidad".
"No quería denunciarle por lo que le pudiera pasar"
Jessica Goicoechea recuerda que no estaba preparada para contarlo y mucho menos para denunciar porque, a pesar de todo, su única preocupación después de todo seguía siendo él: " Mi única preocupación en aquel momento que él estuviera bien. No quería denunciarle por lo que le pudiera pasar. Tardé una semana o dos en denunciar porque necesitaba asimilar, estaba en shock, y no quería tomar una decisión tan importante en ese momento", aunque finalmente lo acabó haciendo porque, aún después de todo, volvió a maltratarla psicológicamente aún estando separados: " Denuncié porque, una vez más preocupado por cómo queda públicamente, cuando sale del calabozo decide hacer un comunicado diciendo que todo lo que había salido en las noticias era mentira. Para mí fue un doble golpe porque, no solo has hecho lo que me has hecho y me has dado pena, que no quería denunciarte, y tú ahora me estás dejando de mentirosa públicamente. Ahí dejé de sentir pena".
Una denuncia que llegó relativamente pronto ya que los estudios recogen que una victima tarda más de 8 años en hablar, reconocer y denunciar ser víctimas e violencia de género: "Si no denuncias al momento también es perjudicial y no está bien. Una mujer maltratada necesita su tiempo para darse cuenta y tomar la decisión. Te resta credibilidad. ¿Por qué no denunciaste en el momento? ¿Por qué a las dos semanas? A mí se me cae el mundo encima porque ya bastante difícil es esto para mí. Sí, no denuncié al momento, pero tengo mil millones de motivos por los que no lo hice".
"Como tenía un problema con el alcohol, él actuaba violento"
Por suerte para ella, recuerda, era que tenía pruebas gráficas de los episodios violentos: " Gracias a Dios que yo tenía un vídeo que pude demostrar que todo era real. Como tenía un problema con el alcohol, él actuaba violento, hablaba de más, decía muchas cosas que me dolían y al día siguiente actuaba como si no hubiera pasado nada. Yo estaba dolida por lo que me había dicho y él lo negaba. Yo me volvía loca, entonces en cada discusión que veía que subía de tono yo ponía a grabar para que lo viera. Él me decía que iba bebido, que lo perdonara y me compraba un ramo de flores. A día de hoy odio las flores y el alcohol".
