La modelo brasileña manifestó que durante sus cinco primeros años sí se sentía cómoda modelando en lencería, pero que conforme pasaba el tiempo y la fotografiaban caminando por la pasarela en bikini o en tanga esa sensación de comodidad fue disminuyendo hasta convertirse en un miedo irrefrenable: "Dame una cola, una capa, alas ... ¡Por favor, cualquier cosa que me cubra un poco!", eran las únicas palabras que se le venían a la cabeza cuando descubría los atuendos que luciría durante el famoso desfile.
La supermodelo admite que cuando empezó su contrato con Victoria's Secret en 1999 estaba muy contenta, ya que le suponía una seguridad financiera. La marca representaba en 80% de sus ingresos anuales. Sin embargo en 2006, cuando tuvo que firmar de nuevo el contrato, no se sentía segura de si firmar de nuevo o no. Cuenta que, a pesar de que estaba muy agradecida por la oportunidad y la ayuda económica, se sentía en un momento distinto de su vida. Así que la decisión estuvo en manos del azar -aún que parezca mentira-.
Se jugo la decisión al 'cara o cruz'
Finalmente salió el 'no', y se dio cuenta de que era la repuesta que inconscientemente quería que saliese en aquella especie de 'ruleta rusa': "Era la respuesta que mi cuerpo quería escuchar. Creo que había intentado decírmelo durante días", afirma. Con un parón tan importante en su vida profesional y personal, fue justo cuando conoció al deportista y leyenda de la NFL Tom Brady, con el que se casó tres años después y tuvieron dos hijos, Benjamin Rein y Vivian Lake.