Gala González es una de esas personalidades de internet que fueron reconocidas en las redes sociales antes incluso de que se acuñase el término de 'influencer'. Ahora, años después de comenzar su andadura, se ha convertido también en empresaria con su propia marca de ropa, en una celebridad más allá de nuestras fronteras y sigue siendo un referente -cada vez más- atesorando casi 2 millones de seguidores en Instagram. Pero detrás de esa idílica vida se esconde una rara enfermedad de la que ella misma ha hablado ahora en pleno brote: la neuralgia de trigémino.
Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), esta enfermedad afecta al nervio trigémino, el mayor nervio sensitivo que tenemos en el cráneo que da sensibilidad a la zona del ojo, mejilla y mandíbula, y consiste en "un dolor crónico, de carácter punzante o eléctrico, que se inicia y finaliza de forma abrupta" que se puede producir varias veces al día por llevar a cabo acciones tan cotidianas como "hablar, masticar, lavarse la cara, afeitarse o sonarse", explica el doctor Dr. Pablo Irmina en un artículo publicado por el Día de Internacional de la Neuralgia de Trigémino, el 7 de octubre. Cada año se diagnostican unos 2.000 nuevos casos y en España ya había unas 30.000 personas con esta enfermedad.
"Puede incrementar el riesgo de suicidio por la intensidad de los episodios"
Esta enfermedad, aunque una gran desconocida para muchos, es la mayor dolencia que una persona puede sufrir en el cráneo, llegando a ser considerada como "la enfermedad del suicidio" por la intensidad del dolor que produce: "Dentro de los dolores faciales es, probablemente, uno de los más intensos e incapacitantes", explica el especialista en neurología José Luis Cid Calzada para 'La Voz de la Salud': " Este dolor se ha asociado con problemas graves psiquiátricos e incluso puede incrementar el riesgo de suicidio por la intensidad de los episodios ".
Sobre esto mismo habló la propia influencer Gala González a través de su cuenta de Instagram mostrando a sus miles de seguidores la parte de su vida que hasta ahora nunca había mostrado públicamente: " Nadie pueda llegar a entender este dolor constante y la poca calidad de vida con la que vivimos, así como levantarse y acostarse con dolor o no recordar la última vez que te sentiste bien".
Un dolor que acaba provocando una situación psicológica también muy extrema: "Aunque no lo verbalizamos abiertamente, muchos llegamos a experimentar pensamientos 'oscuros' donde perdemos toda esperanza, culpa del tan alto dolor con el que convivimos diariamente y que tanto nos debilita. Los brotes muchas veces se manifiestan camuflados bajo una depresión de la que no tenemos consciencia hasta que ya es tarde. Creo que intentamos llevar una vida lo más normal posible aunque lo que el cuerpo nos pide es dejarnos engullir por el sofá entre lágrimas en busca de consuelo", asegura