Francis Franco ha roto su silencio, y lo ha hecho de la forma más inesperada: hablando para medios internacionales. El primer hijo varón de la recientemente fallecida Carmen Franco considera que lo que publican los medios españoles sobre el patrimonio familiar es "absolutamente falso y falto de rigor", por lo que ha querido aclarar su situación personal en BBC Mundo.
"El maremoto que se ha formado en torno a la herencia de mi madre se debe al intento de demostrar que mi abuelo se enriqueció en el cargo", ha asegurado. En cuanto a la herencia de más de 500 millones de euros que Carmen Franco habría dejado, Francis afirma que son más de 50 personas entre las que se repartirá: "Los descendientes con derecho a herencia son más de medio centenar, por lo que no es tanto lo que recibirá cada heredero".De ser así, los hermanos Martínez-Bordiú deberán ponerse de acuerdo para gestionar el pago de los impuestos correspondientes, para lo cual tienen un plazo de seis meses. Públicamente han asegurado que no habrá problemas entre ellos, ya que su madre era "una persona muy justa". En cuanto a los negocios familiares, Francis ha comentado también a BBC Mundo que tiene "empresas de todo tipo", y que participa en la gestión de "muchas", pero no ha aclarado su posición ni los beneficios que obtiene, remitiéndose a los registros públicos para averiguarlo.
Además, sobre su reciente condena a 30 meses de prisión ha confirmado que ha recurrido la sentencia y que "todo es mentira", reafirmándose en sus declaraciones en el juicio. La sentencia declara a Francis Franco culpable por los delitos de conducción temeraria y atentado contra agentes de la autoridad.El pazo de Meirás, en venta
Otro de los puntos conflictivos de la familia Franco desde hace varios años es el Pazo de Meirás. Precisamente la semana pasada se conocía que la familia había mandado tasarlo, y a día de hoy la inmobiliaria de lujo 'Mikeli' ya gestiona y anuncia su venta por 8 millones de euros. Francis Franco asegura que las informaciones sobre su familia alrededor de la finca suponen una persecución política, y que es algo en lo que ninguno de ellos ha querido participar nunca: "No somos gente de entrar en política; solo somos gente de la calle ".