Así es, mientras que Tamara Falcó e Íñigo Onieva vivían la misa de su boda ante la atenta mirada de los 400 invitados un pequeño incidente ocurrió teniendo que interrumpir el momento para evitar que aquello se convirtiese en una auténtica desgracia que echase por tierra toda la ceremonia. Algo que se resolvió gracias a la rápida reacción de Alejandra Onieva, hermana del novio, que no dudó en saltarse todo tipo de protocolos para evitar tremendo susto.
Tal y como se puede ver en este vídeo de apenas unos segundos, es la madre de Íñigo Onieva la que avisa a su hija señalando la sotana del cura. Cuando la actriz se da cuenta -tal y como se puede ver en su cara de susto- abandona su sitio y corre hacia el altar que estaba a apenas un metro de ella y se agacha para sostener la sotana de cura que estaba empezando a quemarse.
En ese momento el resto de invitados y hasta los novios se percatan de que algo pasa, pero no logran entender. En el vídeo se ve como Alejandra Onieva da un par de manotazos a la sotana e incluso hace algún gesto apartando la mano porque parece estar quemándose. Apenas un par de segundos la situación ya estaba controlada y la actriz vuelve a su sitio con el rostro serio seguramente por no dar crédito a lo que acababa de hacer. A su madre tampoco parecía quitársele el susto del cuerpo ni el enfado porque ese incidente hubiese afectado a la ceremonia. Alejandra Onieva, por su parte, seguía poniendo cara de tener la mano dolida.
La rápida reacción de Alejandra Onieva evitó la desgracia
Por su parte, Tamar Falcó parece no lograr entender que está ocurriendo y mira desconcertada. Íñigo Onieva, un poco más despreocupado, mira atento y luego le dice al oído a su futura mujer que estaba ocurriendo. Al ver que su cuñada vuelve a su sitio tras haber solventado la situación, la Marquesa de Griñón mira a los lados riéndose y con cara de incredulidad de lo que acaba de ocurrir. A pesar de ello, la hija de Isabel Preysler no le quiso dar mayor importancia a este hecho en la entrevista posterior para la revista ¡HOLA!, quedándose en algo anecdótico que recordar.