Han pasado más de diez años desde que Mario Biondo, el cámara italiano, falleció en unas circunstancias cuestionables, y desde entonces su familia ha luchado para esclarecer su muerte, haciendo hincapié que no fue un suicidio como se dijo, sino que en realidad fue un asesinato y alguien debe pagar por su muerte.
El tiempo pasa, y una década después Netflix estrena 'Las últimas horas de Mario Biondo', una serie de tres capítulos que recoge dos años de investigaciones sobre su muerte. Mientras que para la justicia italiana esta muerte es un asesinato, aunque desconocen al o los responsables, en España se archivaron las diligencias. La familia presentó en mayo de 2023 una nueva denuncia en un juzgado madrileño para esclarecer los hechos que rodearon su fallecimiento, según adelantan en exclusiva fuentes jurídicas al medio Vozpópuli.
En un principio la familia de Biondo colaboró en la serie de Netflix, pero después hicieron saber que habían sido engañados, porque una de las personas que estaba a cargo del proyecto era el exrepresentante de la viuda del cámara, Raquel Sánchez Silva, con quien la familia de él no tiene relación desde entonces, viviendo momentos muy tensos entre las partes. El día del estreno del documental los padres del cámara piensan sacar un comunicado para expresar cómo se sienten al respecto, ya que para ellos esto ha sido una manera de revivir aún más su dolor. Por el momento, no han podido ver los vídeos del documental, aunque lo han solicitado a la plataforma.
Son muchos años de incansable lucha, pero de momento no dan el caso de su hijo por perdido. Los representantes legales de los padres del fallecido interpusieron el pasado mes de mayo una denuncia contra dos personas en el Juzgado de Instrucción número 21 de Madrid. Estos dos individuos podrían tener relación de forma directa o indirecta con la muerte del cámara. Está previsto que las querellas sean admitidas a trámite en el otoño de 2023.
Una muerte sospechosa
Mario Biondo estaba en la sala de estar de la vivienda que compartía con la presentadora ahorcado en la librería con los pies apoyados sobre el suelo y las piernas semiflexionadas, según el informe de los especialistas. El expediente judicial fue archivado de forma libre el 16 de julio y se catalogó como un suicidio, aunque el cámara nunca había expresado intenciones autolíticas ni, según el historial de su ordenador, había buscado formas de acabar con su vida.