El Duque de Arjona no se ha callada a la hora criticar la gestión de su hermano Carlos, el primogénito de la familia, como XIX Duque de Alba. Según el Conde de Salvatierra, su madre dejó una carta en la que establecía que él continuara al frente de los negocios de la familia, pero Carlos Fitz-James Stuart le arrebató todas sus atribuciones en menos de dos meses. "Los tres mayores me han quitado todo. Fue una reacción que yo no esperaba ni en el peor de los sueños", señaló el jinete.
Eugenia Martínez de Irujo ha decidido pronunciarse acerca de la polémica familiar en Vanity Fair y se ha posicionado claramente de parte de su hermano Carlos. "Con Cayetano no tengo relación, pero nunca dejaré de quererlo. Es mi hermano. No sé si alguna vez me reconciliaré con él porque a mí hay ciertas cosas que me hacen mucho daño. En esta época de mi vida ya no me gustan las montañas rusas: un día fenomenal y al día siguiente fatal. Nadie tiene derecho a quitarme la felicidad. Llega un momento que uno pone el freno, dice: 'Hasta aquí", ha afirmado.
"Cuestionar la gestión de mi hermano Carlos es lo mismo que hablar de política. Cuando estás fuera es muy fácil criticar, pero cuando estás dentro las cosas cambian", ha añadido. La hija de menor de la Duquesa de Alba está conforme con la gestión de Carlos del patrimonio familiar y ha mandado un mensaje a su hermano alabando su labor como Duque. "Creo que lo está haciendo muy bien y eso que su trabajo no es nada fácil. La vida evoluciona, los tiempos evolucionan y estamos ya en el siglo XXI", ha admitido.
La aristócrata ha asegurado que todos en la familia sabían que la herencia, en términos de patrimonio artístico, sería para el mayor, y tanto Carlos como su hijo y futuro heredero están perfectamente preparados para realizar este trabajo. En cuanto a la apertura al público del Palacio de Liria, medida que ha molestado profundamente a Cayetano, Eugenia Martínez de Irujo se muestra receptiva a los cambios. "Al principio me chocó porque mi madre tenía otra mentalidad. Vivió en otro tiempo. Pero la realidad que a ella le tocó no tiene nada que ver con la de unos años para acá. Además, la gente, por lo que me dicen en las redes sociales, lo ha agradecido muchísimo. Y, oye, tampoco hay nada horroroso", ha explicado.
Su boda con Narcís Rebollo y su opinión sobre Felipe VI
La duquesa de Montoro también ha admitido sentir pudor de usar su título y, de hecho, nunca lo utiliza, ni si quiera lo usó en su boda con Narcís Rebollo, presidente de la compañía discográfica Universal. "Es una tontería mía, un tema psicológico. No tengo nada que ver con nada así. Me veo rimbombante si lo digo", ha dicho para el citado medio. En cuanto a su boda, fue celebrada de la forma menos aristocrática que se podía imaginar: en Las Vegas, disfrazados de Elvis Presley y Marilyn Monroe.
"Ni siquiera me lo pidió. Lo medio hablamos y lo organizamos sobre la marcha. Compré los anillos más horteras que encontré y alquilé los disfraces. Cuando acabaron los premios Grammy, nos fuimos al hotel y a las 23:30 de la noche llegaba la limusina. Narcís ni se había probado el disfraz, pero cuando llegamos a la ceremonia, a medianoche, estaba muy en su papel. Yo lo miraba y no podía reprimir las carcajadas. No me he reído más en mi vida", ha contado la menor de los Alba, quien asegura ser muy "feliz".
Asimismo se ha pronunciado sobre su relación actual con el Rey Felipe. "Cuando éramos pequeños, nos veíamos más. Creo que es complicado ser Rey, y él tampoco lo tiene muy fácil que se diga. Lo considero muy válido, un hombre preparadísimo, es el mejor embajador que podemos tener", ha asegurado. También ha resaltado la labor de Doña Letizia ya que, como bien dice la Duquesa de Montoro, "estar en el punto de mira 24 horas al día no lo aguanta nadie".