Eugenia Martínez de Irujo no está pasando una buena época tras los continuos desencuentros con su hermano Cayetano Martínez de Irujo. Aunque durante años estuvieron muy unidos, lo cierto es que ahora no mantienen ninguna relación. Lejos de que haya una reconciliación, los hermanos no se hablan entre ellos y los problemas no cesan. Ahora, Eugenia Martínez de Irujo tiene un nuevo quebradero de cabeza y no tiene que ver con Cayetano Martínez de Irujo.
El Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 1 de Sanlúcar la Mayor, en Sevilla, ha citado a Eugenia Martínez de Irujo a declarar. El motivo ha sido un posible delito contra el medioambiente tras ser acusada de gestionar ocho pozos ilegales en una finca cercana al parque nacional de Doñana. Estos pozos estarían situados en tres parcelas de la finca Aljarafe Sur y habrían dañado una masa de agua subterránea. Por esto, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil se habría dado cuenta de las extracciones.
La respuesta de Eugenia Martínez de Irujo
A través de un comunicado, la hermana de Cayetano Martínez de Irujo ha negado su implicación en el supuesto delito. Eurotecnia Agraria S.L. ha desvinculado a Eugenia Martínez de Irujo de la gestión de la entidad. Además, ha dicho que en ningún momento se superó el volumen máximo aprobado por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), algo que ha corroborado Luis Martínez de Irujo, diciendo que es "miembro del consejo responsable de la gestión de la propia finca".
Así, ha asegurado que, en ningún momento habría participado en la gestión de la extracción del agua. Por otra parte, la empresa confirmó que " no ha dañado el dominio público " y que la finca está alejada del lugar donde se encuentra el acuífero de Doñana. Esto vendrá después de que la CHG descubriera que con los ocho pozos se estarían regando alrededor de 200 hectáreas de naranjos, causando daños al dominio público hidráulico.
Aparte de lo anterior, en el comunicado indica que la empresa Eurotecnia Agraria S.L. tiene sistemas de riego que controlan la cantidad de agua que se usa y que con un contador volumétrico se confirma cuál es el volumen de agua que se extrae. Por ello, han asegurado que en todo momento sabían la cantidad de agua que se sacaba y que no habría superado el volumen aprobado.