Solo llegó a hablar con Rose McGowan
Black Cube tenía las herramientas suficientes para convertir cualquiera de sus engaños en realidad. Ese era el caso de la falsa firma de inversión que contactó con McGowan. Esta contaba con correos electrónicos propios y un domicilio social ubicado en Londres en unas oficinas inexistentes pero que se convertirían en una realidad de darse el caso de que la actriz fuese a visitarlas en algún momento. Nunca lo hizo.
Cuando en octubre de 2017 el artículo que convertiría a Weinstein en un depredador vio la luz, Stela Penn Pechanac y su agencia fueron también objeto de crítica supuestamente por llevar a cabo una campaña de desprestigio contra Benjamin Wallace, Rose McGowan y toda aquella persona que hubiese osado acusar a Harvey Weinstein. Algo que la entrevistada reconoce que era totalmente falso: "Nuestro trabajo no consistía en el descrédito o la publicidad negativa. Las veces que hemos investigado campañas así, reunimos un dosier con pruebas admisibles en un juicio. No podemos obtener información que no sirva ante un tribunal o por medios no legales, porque podría arruinar un caso en un juzgado. Además, no es papel de una agencia de inteligencia orquestar una contracampaña similar. Una gran agencia de relaciones públicas haría mucho mejor ese trabajo que nosotros", asegura.
De hecho, cuando todo estalló, ni la espía ni la agencia trabajaban ya para el productor de Hollywood. Por ello, Black Cube hizo un comunicado público asegurando que sus relaciones se habían roto tiempo atrás. ¿El motivo? Weinstein quiso que la agencia le hiciese el trabajo sucio, algo que, como se pudo leer anteriormente, no forma parte del trabajo de una agencia como esta: "Cuando llevas tanto tiempo trabajando en un proyecto así, solo hay dos opciones: o estábamos haciendo algo mal, que no contemplábamos; o no existía tal conspiración. No había una campaña orquestada contra el cliente ni nada que desentrañar. En esos casos se comunican las conclusiones y se termina la relación". Pero el productor no estaba dispuesto a no tener razón: "Weinstein estaba convencido de que sus aportaciones al Partido Demócrata había creado poderosos enemigos", pero ninguna de las 30 personas contactadas aportó información que le diese la razón. Por eso justo antes de dejar de trabajar con él, este les hizo llegar una nueva lista de contactos: "Todos eran mujeres. Weinstein quería que averiguásemos sus trapos sucios. Y ahí es cuando se decidió no continuar trabajando para él".
Rompe su silencio para defenderse de las acusaciones
Stela Penn Pechanac rompe ahora su silencio porque quiere limpiar su imagen. Cuando el escándalo salió a la luz, fue acusada de llevar a cabo una campaña de desacreditación de las víctimas que habían denunciado a través del mencionado medio. Algo totalmente falso, asegura: "Yo solo conocí a una de ellas: Rose McGowan. De hecho fue la única mujer con la que hablé durante el proyecto". Además, cuando todo esto ocurrió se encontraba de baja por maternidad y totalmente coartada su libertad de defensa: "Mi contrato me impedía hablar. No podía defenderme". Ni siquiera podía decir que estaba a punto de dar a luz, un hecho que tiraría por tierra una de las acusaciones más fuertes que recibió por parte de Ronan Farrow -hijo de Mia Farrow y Woody Allen- que hizo pública su identidad y aseguró que había sido especialmente amable con uno de sus contactos en el periódico: "Es algo que solo pasa en las películas. Para empezar, un hombre al que provocas para que quiera acostarse contigo solo piensa en eso y no en contarte lo que quieres saber. No es bueno para el trabajo. Y te recuerdo que ese año trabajé más que nunca y lo hice embarazada", le dice al periodista que la entrevista.