En el corto, con una estética que recuerda claramente a la época franquista, aparece el dios Baco, interpretado por el escritor. Según relataba Dragó a 'El español', la cinta se grabó con cámaras de teléfonos móviles, con poco presupuesto y por pura diversión.
En la misma entrevista confesaba que el sadomasoquismo ha sido el tema principal del relato porque "está muy de moda, no hay nadie a quien no le gusten unos buenos azotes en el momento del clímax". Sobre si considera un acto de machismo que sean los hombres los que golpean a las mujeres, el madrileño respondía que "el sadomasoquismo, practicado con moderación, es solo un juego sexual libremente aceptado por ambas partes. Pensé, de hecho, en hacerlo también al revés: dos hombres azotados por una bombera y por una diaconisa, pero eso complicaba terriblemente el casting y el rodaje".
Una máquina del sexo
Del mismo modo, asegura que muchas mujeres jóvenes intentan ligar con él, atraídas por su "magnetismo sexual" y su valentía, demostrando así que la juventud es solo un estado de ánimo y una forma de vida.