Enrique Ponce y Paloma Cuevas han dado por terminado su matrimonio. La pareja ha tomado la decisión de separarse, algo que no han tomado a la ligera y que llevan tiempo pensando. Por ello, no parece que haya vuelta atrás y se han puesto en manos de un despacho de abogados para que les lleve un divorcio amistoso. Como señala Semana, la ruptura es cordial y no hay terceras personas.
Los problemas empezaron dos años antes de tomar la decisión de finalizar su matrimonio. Las cosas no iban bien entre ellos y el matrimonio se iba desgastando hasta quedar agotado. El torero y la hija de Victoriano Valencia intentaron arreglarlo, pero no tardaron en darse cuenta de que lo que les unía eran sus dos hijas, Paloma y Bianca.
Así, tomaron una decisión muy complicada y dura, pero también necesaria. La ruptura ha sido en buenos términos y los dos buscan que sus hijas sufran lo menos posible. De ahí que hayan optado por separarse y tomar caminos separados para no desgastar más su relación, aunque siempre con todo el respeto y poniendo el bienestar de Paloma y Bianca por encima de todo.
Además, las familias de ambos eran conocedoras de que el matrimonio no marchaba bien, por lo que no les ha cogido por sorpresa el divorcio. A pesar de que les hubiera gustado que las circunstancias fueras otras, aceptan y apoyan a Enrique Ponce y Paloma Cuevas en la difícil decisión que se han visto obligados a tomar.
Casados en 1992 y padres de dos hijas
Enrique Ponce y Paloma Cuevas se conocieron en 1992 en un hotel de La Carolina (Jaén). Él había ido a torear a un festejo taurino. Ella, hija de Victoriano Valencia, extorero y apoderado, estaba muy vinculada al mundo de los toros y había ido a ese festejo. Fueron presentados por el que era apoderado de Ponce en aquel tiempo, Manuel Morillas. Ambos se enamoraron y se casaron en Valencia en octubre de 1996. En abril de 2008 nació su primogénita, Paloma, mientras que la menor, Bianca, vino al mundo en 2012.