El origen del conflicto
También se convirtió en una asidua a los principales eventos sociales de Madrid, sobre todo en aquellos relacionados con el mundo de la moda. Pero, aunque la prensa la ensalzase ya como la nueva 'Reina del Glamour' y como un icono de estilo gracias a su elegante colección de Alta Costura, lo cierto es que desde hacía décadas había ya una mujer que ocupaba ese puesto: Naty Abascal.
El inicio de las hostilidades
Ambas comenzaron a coincidir en fiestas organizadas por las revistas de moda, entregas de premios, cenas de gala, presentaciones promocionales, etc. Un sinfín de eventos a los que las dos acudían como invitadas pero en los que, tal y como comenzaron a percatarse los periodistas, no había el más mínimo contacto entre ellas. Algo que podría pasar desapercibido viniendo de cualquier otra persona, pero no cuando se trata de dos personajes como Carmen Lomana y Naty Abascal.
La prensa comenzó a hacerse eco de esta supuesta rivalidad, pero muy pocos acertaron a revelar de dónde provenía. La más arriesgada y quizás también acertada fue Beatriz Cortázar al afirmar que todo el problema entre ellas radicaba en un hombre que había estado primero con una y luego con la otra. Pero ni siquiera en esta teoría hay certezas, puesto que nadie se pone de acuerdo sobre quién robó el novio a quién.
Lo mejor hubiera sido que las propias protagonistas fueran quienes aclarasen la situación, pero Naty Abascal nunca ha participado en esta clase de 'exhibicionismo' mediático. Carmen Lomana, por el contrario, sí ha sido siempre mucho más abierta a resolver cuestiones de este tipo. Aunque, a decir verdad, en un primer momento se mostró bastante comedida: "Jamás he tenido un rifirrafe con ella. Es una cosa que os habéis inventado los periodistas. La conozco de la vida social, de coincidir en sitios. Pero nunca hemos sido amigas".
Con el tiempo, ante la insistencia de la prensa, fue echando más leña al fuego y durante una entrevista en el programa de Ana Rosa Quintana desveló que Abascal la había vetado en un desfile organizado por Mango. Por aquel entonces la sevillana era asesora de la marca y su enemiga no dudó en decir: "Me parece absurdo que una empleada sea la que dirija la empresa y a los directivos". Además, cuando los tertulianos insistían diciendo que Naty alegaba no conocerla de nada, Lomana se defendía: "Naty está muy mayor y no se acuerda".
Aunque sin duda la estocada definitiva fue en 2010, cuando en un videoblog para la página web de Divinity, Carmen Lomana se atrevió a opinar sobre el estilo de su rival en los photocalls: "Naty ha ido muy barroca siempre. Era muy de ponerse demasiadas cosas, demasiados perifollos, demasiados volantes. Una mujer con la presencia que tiene ella, tan fuerte, no debe ser tan recargada". Y no solo se refirió a su estilo de vestir, sino que también habló de su actitud - "Parece que toda la gente está por debajo de ella" - e incluso de sus problemas capilares: "Naty tiene mal pelo, tiene poco y entonces tiene que cardárselo mucho para que parezca que tiene más y ahuecarlo".
Una tercera en discordia
Más allá de esta clase de comentarios, lo cierto es que a Carmen Lomana siempre le ha costado ser aceptada en los círculos de la alta sociedad, acostumbrados a poca exposición mediática o, en casos como los de Isabel Preysler, a una exposición mucho más comedida y reducida a medios cuyas informaciones se caracterizan más por su elegancia (o frivolidad, depende cómo se mire) que por la acidez de los platós en los que se suele mover la leonesa.
Precisamente con Preysler se rumoreó también un conflicto que podría datar, más o menos, de la misma fecha que el que tuvo con Naty Abascal. Por lo visto, en 2011 hizo unas declaraciones en las que opinaba que la filipina era "simplemente elegante, pero no fashionista". Algo aparentemente sin malicia pero que sirvió a los periodistas para crear el germen de un supuesto conflicto entre ellas. No obstante, en este caso la cosa no fue a más y no hubo más declaraciones al respecto.
Al menos así fue hasta 2017, cuando se dio a conocer el romance de Isabel Preysler con Mario Vargas Llosa. Sin pelos en la lengua y haciendo gala de su característica sinceridad, Carmen Lomana no dudó en declarar en una entrevista: "No es lo mismo quedarte viuda enamorada que no... Hay quien a los siete meses ya tiene novio y no hablo de nadie". La referencia en este caso parecía estar clara, aunque Lomana negase que la filipina fuera la destinataria de esta crítica. Al menos con Naty Abascal no había cabida a la duda en sus palabras.