Lara Dibildos ha tenido que decir adiós a su querida madre, Laura Valenzuela, que ha fallecido a los 92 años después de llevar unos días ingresada en el hospital. A esas edades, cualquier complicación en la salud puede conllevar un desenlace triste y esto es lo que finalmente ha sucedido con la icónica presentadora de televisión. Su hija se ha encargado de que todo se organice de la mejor manera posible pero su tristeza es inevitable.
Junto a ella han estado multitud de rostros conocidos que han querido darle el último adiós a Laura Valenzuela, así como apoyar a Lara Dibildos en estos momentos tan complicados. Hasta el tanatorio se desplazaron muchas personas, como Carmen Borrego, Jesús Vázquez, Terelu Campos, Carmen Morales y demás nombres conocidos, pues han conocido a la madre y ahora tienen gran relación con la hija.
Después de los duros momentos complicados en el tanatorio tocaba decir adiós de manera definitiva y el entierro ha tenido lugar en el Cementerio de La Almudena de Madrid. Allí se ha podido ver a Norma Duval, que ha querido estar en un momento tan complicado, así como algunos otros rostros conocidos. Destaca la presencia de Anna Barrachina, hija de Álvaro Muñoz Escassi, a la que se ha podido ver al lado de Lara Dibildos en la zona de la iglesia donde se hace un pequeño responso final.
Arropada por su expareja
Si por algo se ha caracterizado siempre la relación de Lara Dibildos y Álvaro Muñoz Escassi ha sido por ese cariño que han sabido conservar pese a lo mal que terminó su relación. Ahora, el empresario está siendo su soporte en estos momentos tan complicados y durante el entierro de Laura Valenzuela no se ha separado ni un solo instante de Lara Dibildos, completamente devastada por la pérdida.
Han sido varios los momentos de complicidad entre la expareja, pues Dibildos se ha apoyado en él en un adiós tan complicado como lo es a una madre. La actriz no ha podido contener las lágrimas, como es normal, y ha dicho adiós para siempre a su querida madre. Finalmente, cogía unas flores de alguna de las coronas que había sobre la lápida y se marchaba del lugar arropada por sus seres queridos.