ANTES DE LA FAMA

Emily Ratajkowski y el caso del fotógrafo Jonathan Leder que sigue ganado dinero a su cosa tras abusar de ella

La modelo ha publicado un extenso estudio en el que habla sobre la pérdida de la posesión de su propia imagen tras haberse hecho famosa.

Brais Besteiro 16 Septiembre 2020 en Bekia

Emily Ratajkowski saltó a la fama tras aparecer en el videoclip de 'Blurred Lines' de Robin Thicke. Su abdomen perfecto partido en dos -algo que sigue generando un debate sobre si es sano o no- y, por ende, su figura perfecta dentro de los cánones dela moda hicieron que la joven se convirtiese rápidamente en una modelo de renombre. Ahora, 7 años después de aquella aparición estelar, la propia modelo ha hablado abiertamente en un estudio escrito por ella misma sobre como su carrera y consecuente fama le han hecho perder el poder sobre su propia imagen y por las fatídicas cosas que ha tenido que pasar antes de ser Emily Ratajkowski, la mujer con el mejor cuerpo del mundo.

A través de la revista Vulture, la británica narra un hecho que vivió en 2012 y que ahora ha tenido el valor de contar: cuando el fotógrafo Jonathan Leder abusó sexualmente de ella. Todo ocurrió durante una sesión de fotos en Woddstock para una publicación "de la que nunca había oído hablar", cuyo nombre era Darius, y que posteriormente pasaría la noche en la casa de Leader. "Esto era algo que la industria llama 'editorial no remunerada', lo que significa que se imprimirá en la revista y la exposición sería mi recompensa", explica ella misma.

"Mi agente tenía todo el control sobre mi carrera"

La modelo recuerda haber investigado un poco sobre el fotógrafo: "Un poco aburrido, llegué a decir", pero nada le hizo pensar que podría ser un peligro: "Su trabajo en Google parecía celestial y bonito, de fiar. No me molesté en investigar más", confiesa. A pesar de su intento de tomar el control sobre la situación, realmente no lo tenía y ahora es consciente de ello: "Mi agente tenía todo el control sobre mi carrera: hacía lo que me decía que hiciera y, a cambio, se suponía que ella expandiría mis trabajos para que pudiese conseguir trabajos remunerados e introducirme en la industria [del modelaje]".

En un primer momento, cuando lo conoció, no sintió miedo, pero algo la mantenía en alerta: "Jonathan nunca me miró directamente, pero recuerdo sentirme observada [en el coche], era consciente de la proximidad de nuestros cuerpos", relata Ratajkowski. "Cuando más desinteresado parecía, más quería demostrar ser digna de su atención. ¿Cree que soy inteligente? ¿Especialmente bonita?", recuerda que se llegó a preguntar.

Para la joven modelo una sesión de fotos en ropa interior no era nada nuevo: "No me preocupaba", pensó ya en aquel momento. Pero las primeras instantáneas -hechas con un cámara Polaroid- no fueron del gusto Leder: "Estos son un poco aburridas y rígidas", le dijo: "Probemos ahora desnuda". "Me habían fotografiado desnuda un puñado de veces, siempre hombres", por lo que tampoco era una novedad para Emily Ratajkowski: "Muchos fotógrafos y agentes me habían dicho que mi cuerpo era una de las cosas que me hacían destacar por encima del resto de modelos. Mi cuerpo era como un superpoder".

"Sus dedos de repente estaban dentro de mí"

Pero en el momento en el que se desnudó delante de aquel fotógrafo todo cambió. "Comencé a flotar fuera de mí", reconoce al mismo tiempo que confesaba que los efectos de unas cuantas copas de vino le hacían estar cada vez más desorientada en aquella situación. Tras esta sesión desnuda, dejaron de trabajar. "Lo siguiente que recuerdo es estar en la oscuridad", escribe: "Las luces amarillas estaban apagadas y tenía frío, tiritaba y estaba acurrucada debajo de una manta. Estábamos en su sofá".

Y entonces ocurrió todo: "La mayor parte de lo que vino a continuación fue borroso", relata: "No recuerdo habernos besado, pero si recuerdo que sus dedos de repente estaban dentro de mí". Ratajkowski hizo que parase y ahí terminó todo: "Se puso de pie abruptamente y despareció silenciosamente en la oscuridad de las escaleras". Al día siguiente se fue de allí. "Pasaron los años y guardé las imágenes [de la sesión de fotos] y a Jonathan en algún lugar profundo de mi memoria. Nunca le conté a nadie lo que pasó y traté de no pensar en ello".

Años más tarde, cuando ya se había convertido en la modelo de renombre que es ahora, este episodio volvió al presente cuando de pronto apareció en el mercado un libro titulado 'Emily Ratajkowski' y en cuyo interior se encontraban algunas de las fotografías que había sido publicadas en su momento, pero también aquellas más vulgares que había sido descartadas. "Me pregunté qué tipo de daño le haría esto a mi carrera como actriz. Todo el mundo me había dicho que evitara ser sexy para que me tomaran en serio y ahora estaba disponible un libro completo que tenía cientos de imágenes mías, algunas de las cuales eran las más comprometidas y sexuales".

"¿De verdad queréis que alguien crea que fue una víctima?"

La cosa todavía era peor ya que todo el mundo creía que eso había sido idea suya, pero en realidad estaba financiado por Jonathan Leder y los beneficios (80 dólares costaba cada ejemplar) sería para él. Las cosas empeoraron cuando habló con su agente de por aquel entonces -ya exagente- para saber si ella había firmado algo que le diese consentimiento a hacer algo así y le confirma que ninguna de los dos lo habían hecho. En cambio, The New York Times, medio al que denunciaron lo que estaba ocurriendo, les hizo llegar "una copia del comunicado" firmada por su exagente: "Debe haber sido falsificado".

Aunque intentó evitarlo por todos los medios posibles, no podía hacer nada porque aquellas imágenes suyas ya no le pertenecían. "Vi como el libro se agotó y se reimprimió una, dos y luego tres veces", confiesa. Lo peor es que tampoco nadie la tomó en serio cuando contó lo que ocurrió aquel día: "Jonathan dijo: 'Sabes de quién estábamos hablando, ¿no? Esa es la chica que estaba desnuda en la revista 'Treats!' y que saltaba desnuda en el vídeo de Robin Thicke. ¿De verdad queréis que alguien crea que fue una víctima?". Entonces fue cuando perdió toda esperanza de ganarle una batalla legal: "A finales de 2019 volvió a publicar un libro con mis fotos", pero sabe que al final el tiempo lo pondrá todo en su lugar: "Jonathan se quedará sin las Polaroids ya invisibles, pero yo seguiré siendo Emily, la Emily real", termina.

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