La diseñadora ha contado que su exmarido tenía manía a su hija mayor, por lo que ella no lo pudo tolerar y rompió con él.
Elena Tablada se ha convertido en protagonista de 'Me quedo conmigo', la docuserie de Mtmad, donde ha hablado con la psicóloga Andrea Vicente sobre lo que ha vivido en los últimos tiempos, haciendo alusión de manera inevitable a su ruptura con Javier Ungría, una separación bastante tormentosa. Además de hablar de su historia de amor con David Bisbal y la complicada relación que mantiene con su madre desde la infancia, ha querido destapar por primera vez el verdadero motivo de su ruptura con el padre de su hija Camila.
La empresaria no ha podido evitar hablar sin pelos en la lengua de la familia de su exmarido, diciendo: "La madre es muy guapa, de cara es de una manera espectacular, te ríes con ella, es muy alegre, pero luego hay otra cara. Sus hermanas vienen con manzana envenenada". En medio de todo esto, lo que ha contado es que lo más pena le daba era la relación que Javier Ungría mantenía con su hija Ella, fruto de su relación con David Bisbal. La diseñadora ha contado por primera vez que había 'rechazo' de Javier Ungría hacia su hija Ella, y este fue el motivo de su divorcio. Lo que ha contado es que cada cierto tiempo se iba porque 'tenía ganas de salir', y al regresar decía que era por la niña: "Había salido porque no aguantaba a Ella". "Un día me dijo así: 'Tenemos que hablar, nunca más voy a hacer un viaje con Ella, la he cogido manía. Hay cosas que hace que no aguanto y cosas que no hace que tampoco aguanto'", ha revelado Elena Tablada sobre la inquina de su ex hacia su hija mayor.
En ese momento ella decidió que su relación había terminado y le pidió que se fuera de casa. David Bisbal no sabe nada de esto y cuando se divorció de Ungría, Tablada le dijo al artista que había decidido separarse porque la relación entre él y su hija no fluía. "Me preguntó si había pasado algo", ha comentado. Las buenas palabras de Elena Tablada sobre Ella
"Ella es muy buena, muy calladita, no es contestona. Ella normalizaba que eso fuese así desde que nació Camila. A mí se me partía el corazón. Cuando me dijo eso le dije que se tenía que ir. Por no fracasar otra vez, por no romper esto, seguía intentándolo", ha añadido la diseñadora. Con el tiempo cree que fue lo mejor que le pudo pasar: "Me di cuenta de que estaba haciendo lo mismo que hacía mi madre. Si tú le dices a una madre eso de su hija, teniendo un hijo ya, no estás empatizando. Es una bestialidad decirle eso a una persona".