La Duquesa de Alba era la única que aguantaba el mito de la Casa de Alba. Al morir, se acabó una etapa, si bien es cierto que sus mediáticos hijos pequeños intentan seguir en el candelero, aunque con menos éxito. Con Eugenia Martínez de Irujo alejándose un poco más de los medios, es Cayetano Martínez de Irujo el que habla más con la prensa y el que abre su corazón de vez en cuando.
Ha tenido ciertos problemas con los medios, pero no ha tenido inconveniente en volver a hacerlo con Carlos Benedito en unas declaraciones que recoge LOOK. El Duque de Arjona habla otra vez de su madre y de lo que significó para él su muerte, que le hizo vivir los peores momentos de su vida.
Problemas familiares
Por aquel momento no solo se quedó huérfano y perdió a un pilar en su existencia, sino que sufrió un grave problema de salud que casi le llevó a la muerte, se enfadó con algunos de sus hermanos y además, se quedó sin ingresos, una situación muy delicada de la que logró salir al ubicarse de nuevo.
Pese a que tenía 88 años y su salud era precaria, los Alba no esperaban que Doña Cayetana fuera a morir, así que el suceso les pilló con el paso cambiado: "Había dejado el deporte de élite, mi carrera estaba en stand by y en esa reinvención me quedé perdido. Tenía muchos gastos y me quedé sin ingresos cuando murió mi madre ", confesó el aristócrata.
Cayetano Martínez de Irujo tuvo que dejar sus responsabilidades en la Fundación Casa de Alba y en los negocios de la familia, y aunque salía bien parado en la herencia de la XVIII Duquesa de Alba, al pasar el título a manos de su hermano Carlos, este le invitó a dejar los negocios y el Palacio de Liria, lo que provocó un conflicto familiar que se ha ido suavizando. Aquellos tiempos fueron duros, pero ahora las cosas van mucho mejor para el jinete.