Al no poder desplazarse a Sevilla para el entierro, fue su marido Alfonso Díez, el que fue a Carmona, cerca de la capital hispalense, para asistir al entierro y trasmitir su pesar a la familia.
Ahora, una vez de vuelta en Sevilla, la Duquesa asistió a una misa en su memoria en la Iglesia de Jesús del Gran Poder. Doña Cayetana llegó del brazo de su marido al templo minutos antes de las ocho y media de la tarde, que era la hora prevista para la misa. Allí en la puerta, la Duquesa saludó a una vecina de Manolo, que también quiso rezar por su eterno descanso.
Vestida de negro vimos a la aristócrata, quien no pasa por su mejor momento personal, después de que Fran Rivera solicitase la custodia de su hija Tana. Tanto es así que la Duquesa piensa declarar a favor de su hija Eugenia, pues está muy indignada con su exyerno.
Manolo era muy querido por los Alba
Aunque se conocían desde no hace mucho tiempo, Alfonso guardaba un gran cariño a Manolo, ya que fue el encargado de llevar al palentino hasta el Palacio de las Dueñas de Sevilla el pasado cinco de octubre, cuando los Duques de Alba se convirtieron en marido y mujer.
Era el hombre de confianza de la Duquesa, y llevaba muchos años al servicio de la Casa de Alba, donde entró a trabajar siendo muy joven, por lo que su inesperada muerte supuso un palo tanto para Cayetana como para todos los hermanos Martínez de Irujo, quienes le consideraban parte de la familia.