El 5 de octubre de 2011 el sol brilló en Sevilla, la ciudad más querida de la XVIII Duquesa de Alba, una mujer que a sus 85 años volvía a salirse con la suya y casarse con el que sería su tercer marido, Alfonso Díez, un funcionario palentino 24 años más joven que ella que conquistó el corazón de la mujer con más títulos del mundo.
La oposición de los hijos de la Duquesa de Alba
Carlos, Duque de Huéscar, Alfonso, Duque de Aliaga, Jacobo, Conde de Siruela, Fernando, Marqués de San Vicente del Barco, Cayetano, Conde de Salvatierra, y Eugenia, Duquesa de Montoro, no veían con buenos ojos una relación que comenzó en 2008 cuando Cayetana y Alfonso se encontraron en unos cines de Madrid, iniciando una amistad que se convirtió tiempo después en amor.
Fue Alfonso Díez, un hombre discreto, simpático, amante del séptimo arte y de las antigüedades, quien conquistó a la Duquesa de Alba, que se enamoró perdidamente del funcionario y le convirtió en el gran pilar de su vida, una existencia que se resquebrajaba por culpa de una hidrocefalia que le había postrado en una silla de ruedas. Fue la vitalidad de Cayetana y los ánimos de Alfonso los que llevaron a la Duquesa a aceptar la implantación de una válvula cerebral que mejorara su calidad de vida, lo que finalmente ocurrió.
Un año intenso tras una boda de ensueño
Finalmente llegó el día, un acontemiento de alcance nacional e internacional, pues los medios extranjeros también se hicieron eco de la boda de los Duques de Alba. Alfonso llegó con su madrina, Carmen Tello al Palacio, donde Ignacio Sánchez ofició una misa en la que estuvieron todos los Alba salvo Jacobo y su esposa, enemistados con Doña Cayetana, algunas de sus exnueras y el exyerno Fran Rivera, entre otros invitados.
Como prometieron, los ya Duques de Alba salieron a saludar a los medios y cuidadanos agolpados frente a las Dueñas, Cayetana tiró el ramo, aunque no fue hasta el tercer intento cuando consiguió que una mujer lo recogiera, e incluso se descalzó y se arrancó a bailar sevillanas bajo la atenta mirada del flamante marido, muy pendiente de la Duquesa.
Comenzaba así una nueva etapa en su vida de la que ha pasado un año, doce meses en los que la pareja ha seguido viajando, aunque cambiaron los países lejanos por Francia, Italia y Portugal, más acordes con el estado de salud de la Duquesa, que se ha resentido en los últimos meses a causa de la edad y por ello el doctor Trujillo no le recomienda trayectos largos.
Sin embargo su vida social ha seguido siendo intensa, solo interrumpida por la fisura de pelvis que sufrió la aristócrata y otras enfermedades menores que le obligaron a guardar reposo y en las que ha estado siempre acompañada del hombre que conquistó a la Duquesa de Alba y con el que ahora celebra su primer aniversario de boda.