Kim Kardashian está a punto de convertirse en mujer divorciada. Tal y como ha podido saber el medio Page Six a través de documentos oficiales, después de casi 2 años Kanye West ha aceptado seguir el proceso de separación. El rapero ha presentado ya "una declaración de divulgación", que consiste en la parte en la que los dos integrantes del matrimonio tienen que informar de los ingresos, gastos, activos y pasivos que se tienen en conjunto para llevar a cabo una disolución igualitaria y dejar de estar así también vinculados económicamente.
Esto habría ocurrido después de que el también diseñador haya contratado a uno de los abogados más importantes de Los Angeles especializados en divorcios. Este paso sería un gran alivio para Kim Kardashian, quien lleva esperando a que se disuelva su matrimonio desde que presentó al demanda de divorcio en febrero de 2021.
Kim le pidió el divorcio en febrero de 2021
Esta noticia llega en un momento en el que la relación entre ambos está en uno de los peores momentos, pero no por nada que ocurra entre ellos, sino por lo que le ocurre a West con el resto del mundo. Tras meses de constantes ataques a la madre de sus hijos a través de Instagram, el haber diseñado una camiseta en la que se puede leer ' Las vidas blancas importan ' tomando el lema de 'Black Live Matters', lanzar mensajes atisemitas y dedicarse a insultar y vejar a otras celebridades, parece que el star system ya no está dispuesto a soportarlo.
Por todo ello, Kim Kardashian ha optado de nuevo a cortar todo tipo de comunicación entre ambos salvo en contadas ocasiones, como puede ser cuando coinciden en alguna actividad de los cuatro hijos que tienen en común. La empresaria prefiere que las comunicaciones se produzca, al menos, con una de sus asistentes delante.
Además, la empresaria se ha quedado con el 80% de la custodia de sus hijos y el rapero con el 20%. Por ello, West hace actividades puntuales con sus hijos como puede ser llevarlos al colegio, pero tienen como residencia la que un día fue la mansión familiar valorada en 60 millones de dólares y que ahora pertenece a Kim Kardashian.