David Bowie ha demostrado ser un hombre muy generoso. Según el medio Page Six, el cantante ha dejado en herencia sus 100 millones de dólares de patrimonio a su mujer Iman, a sus dos hijos, Duncan y Lexi, así como a su asistente personal y a la cuidadora suiza de su hija.
De acuerdo con su herencia, su mujer recibiría la mitad de su fortuna; Bowie dejaría 2 millones de dólares a su asistente y amiga Corinne "Coco" Schwab, a la que nombró tutor de su hija en caso de que su madre muriera antes de cumplir los 18 años; 1 millón será para la cuidadora de su vástago, Marion Skene.
En cuanto a los hijos de Bowie, Duncan y Alexandria Jones, recibirán el resto de la suma de su fortuna y las propiedades que tenía el cantante. El diario 'New York Daily News' ha desvelado que Bowie ha dejado a su hija Alexandria Jones su casa de campo en la montaña Little Tonshi en Nueva York. Duncan heredará muchas otras propiedades.
Como voluntad antes de su muerte, Bowie pidió ser incinerado y que sus cenizas fueran esparcidas sobre las cabezas de su mujer y sus hijos en la isla de Bali, debido a sus creencias budistas. Iman, comprensiblemente, está llevando muy mal la muerte de Bowie pero se ha mantenido fuerte delante de su hija.
Bowie, un estratega de los impuestos
Bowie era muy inteligente a la hora de mantener su patrimonio. El músico llegó a comprar propiedades alrededor de su residencia legal, desde Londres hasta Suiza pasando por Irlanda, para obtener la mejor tasa de impuestos y pagar menos. También vendió sus famosos 'Bowie Bonds', que son unos bonos que utilizaban los ingresos actuales y futuros de los álbumes grabados por el músico como garantía. David Bowie utilizaba el dinero que obtenía de la venta de bonos para comprar viejas grabaciones de su propia música, lo que le daba dinero en efectivo cuando lo necesitara.