El día 5 de octubre de 2011 ya forma parte de los libros de historia y se ha hecho un destacado hueco en todas las hemerotecas. María del Rosario Cayetana Alfonsa Victoria Eugenia Francisca Fitz-James Stuart y de Silva, más conocida como la Duquesa de Alba, ha dado el 'sí quiero' a su tercer marido, el funcionario palentino Alfonso Díez.
Pero más allá del 'sí quiero', de los estilismos que lucieron los invitados, de que por fin se desvelara el vestido de la novia, y de las ausencias notable que se produjeron, en Bekia.es queremos profundizar en todos esos detalles y anécdotas que pudieron pasar desapercibidos en un primer momento.
Alfonso Díez hizo esperar a la madrina Carmen Tello
Siguiendo el orden cronológico de los acontecimientos, Alfonso Díez pasó su última noche como soltero en el Hotel Eme de Sevilla, de donde salió a las 12:20 horas con destino el Palacio de las Dueñas, previo paso por la casa de Victorio & Lucchino, donde le esperaba la madrina Carmen Tello.
Una vez con todos los invitados dentro de la capilla de Dueñas y con los novios en el altar, después de que se desvelara el secreto mejor guardado, el vestido de novia de Cayetana de Alba, llegó el tan deseado momento por la pareja: convertirse en marido y mujer.
Ignacio Sánchez fue el sacerdote encargado de oficiar la misa. Una homilía en la que vimos las miradas de amor quinceañero de Cayetana hacia Alfonso, las lágrimas de nuevo Duque de Alba y el beso que selló el matrimonio. Un beso casto y tímido que los novios se dieron en la mejilla.
Cayetana de Alba bailó descalza a las puertas de Dueñas
Tras la ceremonia llegó el baile y la celebración. La Duquesa de Alba estaba pletórica y no tuvo ningún reparo en mover las caderas tanto dentro de Dueñas, -donde bailó con Alfonso Díez, con su hijo Cayetano Martínez de Irujo, con Fran y Cayetano Rivera Ordóñez o con Curro Romero-, como a las puertas del Palacio, donde la esparaba el pueblo y los medios de comunicación.
Pisando fuerte y contentísima sobre la alfombra roja, la Duquesa de Alba tiró el ramo al público. Hasta en tres ocasiones tuvo que lanzar el ramo Cayetana para alcanzar al público. Tres veces como tres tiritas que llevaba la novia en los dedos de los pies. Y es que, la Duquesa, no lo dudó ni un segundo. Se quitó las manoletinas rosas y se puso a bailar junto a su recién estrenado marido.
Noche de bodas en El Carpio
Luego llegó el turno del almuerzo que ofreció la Duquesa a la treintena de invitados. Un almuerzo que también pudieron degustar los periodistas que cubrían la boda, así como todos los curiosos que se acercaron hasta las puertas de Dueñas.
A las seis de la tarde salían los últimos invitados del Palacio para que los novios pudieran descansar antes de desplazarse a la finca cordobesa El Carpio -perteneciente al Duque de Huéscar desde el reparto de la herencia-, donde han pasado la noche la bodas, según publica ABC.