A lo largo de la semana del Orgullo Gay de Madrid habrán podido ver muchas reinas, pero ninguna este año le habrá llegado a la suela del zapato de Conchita Wurst. La ganadora de la última edición del Festival de Eurovisión ha sido la invitada de honor de las fiestas del Orgullo de la capital, convirtiéndose en pregonera y en una de las actuaciones más esperadas del concierto organizado por la revista Shangay.
A pesar de que se vivió un pregón con unas jornadas previas bastante tensas, Conchita Wurst pudo hablar ante una plaza de Chueca abarrotada, acompañada por su gran amiga Ruth Lorenzo: "Fue increíble, precioso. Ver a tanta gente, esas caras felices...". La cantante de 'Rise Like a Phoenix' explica que, a pesar de que no habla español, "el amor es un idioma universal". Es, sin duda, uno de los mejores recuerdos que se llevará de nuestro país. Conchita Wurst no estuvo el sábado 5 de julio en la manifestación, que reunió a más de un millón de personas alrededor de treinta carrozas que llenaron de festejos y reivindicación el Paseo del Prado y el de Recoletos.
Conchita Wurst, en llamas como un fénix
Conchita Wurst tuvo una sorpresa más antes de despedirse. Fuera del plató tenían preparado un ninot con la forma de la cantante. Una vez supo la tradición detrás de estos muñecos, la artista dejó que fuera consumido por el fuego. El muñeco contaba, por supuesto, con su característica barba, que se tiene que pintar porque no le sale vello suficiente. También aprovechó para recordar que ella se siente guapa con su barba, y añadió: "No necesito que le guste a la gente pero por lo menos deberían aceptarlo, es algo que debería ser normal". Otro canto a la tolerancia por parte de la artista, que se encuentra muy ilusionada con todas las oportunidades que le están llegando: "Creo que estoy preparada para todo esto".