Nuestro cazador en la nueva historia de Blancanieves, estrenada en España desde el 22 de abril, ha cazado en la vida real a su mujer y familia perfecta.
Desde que entró en la Familia Real Británica, Kate Middleton fue objeto de numerosos halagos en un país en el que la Monarquía causa furor. Es por esto que no tiene tanto mérito, pero lo cierto es que la mujer del Príncipe Guillermo se hizo más popular que la mayor parte de los Windsor, algo que sí tiene mucho mérito.
Sin embargo, los buenos tiempos han pasado, y aunque vive su mejor momento gracias a la felicidad que le aportan sus hijos, el Príncipe Jorge y la Princesa Carlota, últimamente tanto ella como el Príncipe Guillermo han tenido que enfrentarse a las críticas de una prensa y una ciudadanía que no están dispuestas a tragar con todo. La último ha sido el posado de la Duquesa de Cambridge para Vogue, por el que le han acusado de tener un doble rasero con la prensa y utilizarla cuando le conviene.
Ajena a todo, Kate Middleton ha reactivado su irregular agenda oficial, esa que le tiene desaparecida durante días y que en otras ocasiones le coloca varios actos en la misma jornada. Así se acaba de ver, ya que le tocó ir de inauguración en inauguración.
Para empezar, la Duquesa de Cambridge inauguró el Jardín Mágico del Palacio de Hampton Court, lugar situado al oeste de Londres, en el que los nilos disponen de varias actividades al aire libre. Fue allí donde se mostró sonriente, relajada y feliz, y donde comentó que sus hijos tenían como mascota un hámster llamado Marvin.
Kate Middleton se desplazo después a Spencer House, a dos pasos del Palacio de Buckingham, a un almuerzo que presidió en calidad de patrona real del Anna Freud Centre de Londres. Allí fue vista con un vestido gris de Roksanda Ilincic con el que estaba muy elegante. Le falló el pelo, ya que estaba un poco despeinada. La portada de la discordia
Por si no tenía bastante, posteriormente inauguración la exposición 'Vogue: 100 años de estilo', que se encuentra en la National Portrait Gallery. Allí pudo contemplar precisamente las fotos que tan bien salieron pero que tantos disgustos le han costado. Mientras la gente habla, ella pone al mal tiempo buena cara.