Este miércoles 11 de octubre España amanecía con una inesperada y sorprendente noticia escrita por Pilar Vidal en ABC: las cenizas de Carmen Sevilla seguían en el Tanatorio Municipal de Pozuelo 105 días después de su fallecimiento a la espera de ser recogidas por su hijo o cualquier otra persona autorizada por él, tal y como había confirmado el propio tanatorio. Una hecho que generó un gran revuelo y le costó alguna que otra crítica a Augustó Algueró, hijo de la actriz y presentadora, mientras que decidía no dar declaraciones al mencionado medio cuando se puso en contacto con ellos.
Sea como fuere, horas más tarde era el propio Rappel, buen amigo de Carmen Sevilla, quien negaba esta información públicamente en conversación con LOC de El Mundo. El vidente aseguraba que tras leer lo publicado en el anterior medio se puso en contacto con Algueró quien le negó rotundamente que esto fuera cierto y que las cenizas de su madre habían sido recogidas ya como era lógico.
Lo único cierto en todo esto según Rappel en palabras del hijo de la presentadora era que los restos mortales todavía no habían sido repartidos por los tres sitios de Sevilla que la propia Carmen Sevilla dejó indicado en vida y antes de que el alzheimer mermara para siempre sus capacidades. Solo una pequeña parte de las cenizas está ahora bajo la custodia de una de las sobrinas de Carmen Sevilla a quien el propio Agusto Algueró autorizó a recoger para hacerse un relicario.
La versión del tanatorio según Pilar Vidal
Una información que es bastante contradictorio a lo que había publicado pocas horas atrás Pilar Vidal en ABC. La periodista aseguraba en su texto que había hablado directamente con el Tanatorio Municipal de Pozuelo gestionado por la empresa Funespaña y que desde allí aseguraban -al menos antes y durante la documentación y redacción del propio artículo- lo siguiente: " Están allí y pueden ser recogidas en cualquier momento, bien por su hijo, que fue quien firmó todos los permisos para que se llevase a cabo el proceso, o por cualquiera que lleve una autorización de este con la fotocopia de su DNI".
Desde Funespaña aseguraban también que no era lo normal que una familia tardase más de tres meses en recoger unos restos mortales ya que esto solía producirse más o menos a los dos días de la incineración. A pesar de ello, hay un protocolo establecido para casos en los que las cenizas de algún fallecido acaben abandonadas. Este establece un plazo aproximado de un año para que las familias puedan retirar las cenizas de sus familiares. De no ser así, se ponen en contacto con ellos para notificárselo y conocer su decisión de qué hacer con ellas. De no recibir respuesta no querer recogerlas, la propia funeraria las esparciría en una especie de vertedero con el que cuentan todos los crematorios.