Así ha cambiado la vida de Candice Swanepoel desde que era una niña de Mooi River y soñaba con todo lo que había más allá de sus fronteras hasta convertirse en la mujer más sexy y también en la mejor pagada del Planeta Tierra.
De Mooi River (Sudáfrica) a la Gran Manzana
Corría el año 2004 cuando la vida de Candice Swanepoel, una joven que se había criado en una granja de un pequeño pueblo sudafricano (y que asegura haber pensando en algún momento en ser granjera de no ser modelo) y estudiante interna en un colegio femenino y lucía una melena castaño oscuro, cambio para siempre. Fue durante un paseo con su madre por un pequeño mercado de la ciudad de Hilton cuando un cazatalentos la descubrió y le propuso probar suerte en el modelaje: "Mi mundo estaba a punto de cambiar drásticamente de una manera que nunca podría haber imaginado", versa la biografía de la propia Candice en su página web. Un año más tarde viajó por primera vez a Europa, concretamente a Milán, para hacer su debut como modelo sobre la pasarela de Tommy Hilfiger y a continuación en la Dolce & Gabbana.
Entrada en el olimpo de Victoria's Secret
En 2009 la sudafricana firmó el contrato que le abría las puertas del olimpo convirtiéndose en uno de los famosos ángeles de la marca: "No solo uso sus hermosos productos, sino que también me da una voz y me animan a formar parte de la empresa", reconoce ella misma. Sin duda Swanepoel se convirtió en una de las imprescindibles junto a grandes tops como Adriana Lima o Alessandra Ambrosio, aparecía en todas y cada una de las campañas, fue la encargada de inaugurar la primera tienda de la marca en Canadá y un largo etcétera. Sin duda el apogeo de su carrera como ángel le llegó cuando en 2013 fue escogida para portar el prestigioso 'fantasy bra', un sujetador joya que cada año se diseña exclusivamente para el Victoria's Secret Fashion Show. En su caso un sujetador y un cinturón valorado en 10 millones de dólares compuesto por 4.200 gemas preciosas. Por si esto fuera poco, recibió el honor de abrir el desfile luciéndolo, un privilegio que solo ostentaba hasta entonces Gisele Bündchen.
Del 90-60-90 a la plena naturalidad
Durante su carrera hacia el estrellato, Cadice Swanepoel se fue convirtiendo poco a poco en el canon perfecto de belleza que tanto ha idealizado el mundo de la publicidad y, especialmente, Victoria's Secret. Su melena color castaño se fue aclarando hasta convertirla en la modelo rubia de ojos azules que elevaba sus raíces neerlandesas a la enésima potencia. Sus medidas distaban por centímetros del tradicional 90-60-90 y su estatura ronda el metro ochenta. El físico perfecto y el formar parte de la prestigiosa marca de lencería hizo de ella un objeto de deseo en todo el mundo. Tanto que alcanzó el título de 'Mujer más sexy del mundo' durante varios años en importantes publicaciones como FHM y Maxim. Su contrato con Victoria's Secret y las diferentes campañas publicitarias también fueron engordando su cuenta corriente hasta colarse desde 2010 entre las modelos mejor pagadas del mundo por debajo de sus compañeras de olimpo Gisele Bündchen o Adriana Lima.
Pero la imagen idealizada de la Barbie rubia de ojos azules cambió por completo cuando en marzo de 2016 anunció que estaba embarazada de su primer hijo. Empezó entonces un cambio físico y personal que la top nunca había experimentado. Por primera vez en casi 10 años no se subió a la pasarela de Victoria's Secret por haber dado a luz casi al mismo tiempo que sus compañeras lucían las características alas en París. Pero los medios tienen ojos en todas partes y no solo se centraron en el despliegue del desfile, también tenían tiempo para juzgar como era el cuerpo de la modelo en los últimos días de gestación.
Lidió como pudo con las críticas pero un año más tarde volvía anunciar que estaba embarazada, empezando de nuevo las críticas hacia su físico. Y la modelo decidió no callarse cuando se hicieron virales unas fotografías suyas luciendo una pequeña barriguita en la playa: "Esta soy yo 12 días después de haber tenido a mi hijo. Si tienes algo malo que decir al respecto, háztelo mirar. La sociedad puede ser tan cruel...", escribía junto a las propias fotografías en su cuenta de Instagram: "Los estándares de belleza a veces son imposibles de alcanzar para las mujeres hoy en día, no me da vergüenza enseñar mi tripa postparto, de hecho estoy orgullosa de ella... Llevé a mi hijo 9 meses dentro, creo que me he ganado el derecho de tener una pequeña barriguita. ¿Es porque soy modelo? Bueno, nosotras somos gente normal también así que déjame disfrutar de la playa en paz, por favor". De esta forma sentenciaba cualquier crítica hacia su cuerpo y se unía a un movimiento social cada vez más común entre las celebrities con el que reclaman derechos tan básicos como lucir el cuerpo natural de la mujer y, en el caso de las madres, poder ejercer acciones tan básicas como amamantar a su hijo donde lo vean necesario sin tener que sentirse que están haciendo algo ilegal.