Benedict Cumberbatch y su reciente mujer Sophie Hunter han regresado de su luna de miel tranquilos, felices y recargando pilas para volver a sus respecticas agetreadas vidas.
Las lunas de miel se inventaron para que las parejas que se dan el 'sí quiero', puedan evadirse por un periodo de tiempo del resto del mundo. Es como tomarse un descanso de familiares, amigos y trabajo para poder centrarse sólo en esa persona con la que acabas de firmar un contrato de unión y amor.Es justo lo que han hecho Benedict Cumberbatch y su mujer Sophie Hunter para recargar pilas antes de volver a la rutina y preparar su nidito de amor para la llegada de su primer hijo.
Unos días de descanso en los que la pareja ha conseguido pasar de lucir la típica pálida piel británica a lucir un moreno de lo más natural y cuidado. Cosa que no tiene mucho mérito habiendo pasado diez días en dos lugares paradisiacos donde el sol siempre luce, Bora Bora y Tahití.
A la antigua usanza
Parece que todo va sobre ruedas en el mundo de los Cumberbatch, primero fue la proposición de matrimonio que hizo el actor a la británica a través de un juego de palabras en el periódico The Times dejando el listón muy alto. Luego la esperada boda, como no, un 14 de febrero en una intima pero emotiva ceremonia. Ahora la luna de miel y llega el momento de empezar a pensar en el bebé que está en camino.