La familia Franco parece no librarse nunca de la polémica. La última de ellas se ha producido este mismo lunes, cuando después de que el BOE anunciase que Carmen Martínez-Bordiú reclama el Ducado de Franco, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) pusiese una denuncia ante la Fiscalía General del Estado.
Si la sucesión del título parecía ya resuelta después de que los hermanos decidiesen unánimemente que le correspondía a la primogénita, ahora la asociación justifica su decisión basándose en lo siguiente: " El proceso por el que los descendientes del dictador tratan de constituir una dinastía nobiliaria puede ser constitutivo de delito, por tratarse de un acto de enaltecimiento de la dictadura, de la violencia política y del terrorismo de Estado".
La ARMH va todavía más allá y considera que " es una forma de humillación a las víctimas de los delitos más graves que pueden cometerse contra un ser humano, como son las desapariciones forzadas, las torturas o el asesinato". Su postura es tajante e inamovible: " La sucesión del Ducado de Franco con Grandeza de España atenta contra los valores democráticos y contra los derechos de las víctimas de la dictadura".
Acumulación de problemas
En más de una ocasión Carmen Martínez-Bordiú ha confesado que no le da demasiada importancia a los títulos nobiliarios y que si reclamaba el Ducado de Franco era por su valor simbólico y sentimental. No obstante, a la luz de los recientes acontecimientos, parece que el proceso se le complica y se avecina problemático.
A esto habría que añadir además el proceso judicial en el que se encuentra su novio Timothy McKeague tras haber protagonizado un altercado en el aeropuerto o la condena a 30 meses de prisión que pesa sobre su hermano Francis Franco por atentado a la autoridad y conducción temeraria.
Sin duda, no corren buenos tiempos para la familia que en su día fue la más importante de España. Después del fallecimiento de la matriarca del clan el pasado diciembre, sus descendientes parece que buscan librarse de los problemas con decisiones como la venta del polémico Pazo de Meirás, pero los problemas parecen no querer desaparecer para ellos.