Paco Fernández Ochoa
Era el mayor de los hermanos y el referente por excelencia en el esquí español. Nació en 1950 y dado su contacto permanente con la nieve al norte de la capital, pronto comenzaría a recibir aquellas clases de esquí que solo fueron el inicio de su leyenda. Con apenas trece años vivió su primer campeonato internacional, el Gran Premio de Andorra, lo que unido a un prometedor futuro, hicieron que el deportista abandonara definitivamente los estudios para concentrarse en su gran pasión.
De manera que, alcanzada la gloria nacional, lo siguiente era hacerlo a nivel
El escenario fue Sapporo, una ciudad japonesa que en 1972 fue la encargada de acoger la undécima edición de los Juegos Olímpicos de Invierno. Allí el español se convertiría en el tercer deportista nacional, hasta aquel momento, en lograr un oro olímpico y el primero del país como esquiador. Y es que, a nivel internacional llamó especialmente la atención la gesta de Fernández Ochoa dada la escasa tradición de España en los deportes invernales, pasando a formar parte por siempre de nuestra historia.
Aquel momento fue sin duda el más especial de su carrera, unido al resto de victorias y excelentes puntuaciones que lograría en otras competiciones europeas. Pasó también por Estados Unidos, donde permaneció algunas temporadas participando en campeonatos y dando clases. No obstante, poco después puso fin a su periplo internacional y regresó a España para convertirse en empresario de una marca de ropa deportiva.
En el terreno personal Paco Fernández Ochoa fue siempre un hombre muy discreto. Casado con María Jesús Vargas, el deportista fue padre hasta en tres ocasiones de Francisco, Paula y Bárbara. Tristemente en 2006 el exitoso esquiador fallecía en su casa de Cercedilla como consecuencia de un cáncer linfático a los 56 años. Desde entonces se sucedieron los homenajes al deportista, ya que al que todavía en vida había recibido solo unos días antes de su fallecimiento, se sumaron el de los múltiples organismos españoles y el del Real Madrid, equipo del que era fiel seguidor, quien le homenajeó con la insignia de Oro y Brillantes.
Juan Manuel Fernández Ochoa
Nacido solo un año más tarde que su hermano Paco, Juan Manuel Fernández Ochoa también cayó en las redes del esquí. Al igual que el ganador del oro olímpico, las condiciones ambientales en las que vivían fueron decisivas para que la mayoría de los hermanos se dejaran conquistar por un deporte que en nuestro país lleva sin duda sus nombres y apellidos.
Ha ganado campeonatos nacionales y participó junto a Paco Fernández Ochoa en los Juegos Olímpicos de 1976, pero en su caso no logró equiparar la hazaña que encumbró a su hermano hasta lo más alto, a pesar de que sí logró proclamarse Campeón de Europa. Lo cierto es que su trayectoria tampoco estuvo exenta de accidentes, como por ejemplo en 1971 cuando tuvo que ser escayolado en la rodilla como consecuencia de una distensión muscular que sufrió en la ciudad francesa de Flem.
Ricardo y Luis Fernández Ochoa
Ambos hermanos también se dedicaron profesionalmente al esquí, una disciplina que a Ricardo Fernández Ochoa le permitió acudir junto a su hermano Paco a los Juegos Olímpicos de Innsbruck, celebrados en 1976. Ambos han vivido alejados completamente de los medios y tristemente solo se les ha podido ver públicamente en complicados y muy duros momentos como la muerte del oro olímpico o la desaparición y posterior confirmación del fallecimiento de su hermana Blanca en 2019.
Blanca Fernández Ochoa
Es sin lugar a dudas el otro nombre propio de los Fernández Ochoa. Nació en 1963 convirtiéndose en la primera niña de los entonces cinco hermanos que ya formaban la saga familiar. Quizás por admiración hacia su hermano o porque verdaderamente comenzaba a despuntar en el esquí, Blanca Fernández Ochoa fue la única de los ocho hermanos que vivió una vida muy semejante a la de su hermano Paco, a quien muchos consideraban el alma gemela de la deportista.
Con apenas once años, sus padres la enviaron a estudiar a un internado en Lérida que, además, gozaba de un prestigioso programa para deportistas. No obstante, décadas más tarde, la propia Blanca confesaría que aquella etapa no fue la mejor de su vida: "Me alejaron de mis padres, de mi casa, de mis amigos y lo pasé francamente mal, lloré mucho, hasta que arranqué y empecé a vivir". Desde ese momento, empezaría la formación del segundo miembro de los Fernández Ochoa que lograría hacer historia del deporte nacional.
Y es que, en 1992 lograba la medalla de bronce en la disciplina de eslalon de los Juegos Olímpicos celebrados en Albertville. De esta forma, la esquiadora se convertía en la primera mujer española en lograr subir al podio de unas Olimpiadas de invierno. Fue este hecho y sus otras cuatro victorias internacionales las que lograron colocarla en lo más alto del esquí tanto en España como fuera de nuestras fronteras.
Sin embargo, nunca abandonó del todo su deporte predilecto, puesto que tal y como ya hemos mencionado, fundó junto a sus hermanos una marca de ropa y material de esquí que por motivos económicos no logró sobrevivir. "Yo me meto en todos los fregados. Tuvimos varias tiendas de deportes con mis hermanos, pero lo tuvimos que dejar por la crisis y porque nos ahogaba. Ahora hemos montado una empresa de electroestimulación y vamos a domicilio", confesaba la madrileña en una entrevista.
La deportista ha sido, por otro lado, la más mediática de sus siete hermanos. Siempre amable con los medios de comunicación, ella se metió de lleno en ellos cuando se postuló como concursante de 'La selva de los famosos', 'Splash: Famosos al agua' o 'El conquistador del fin del mundo', todos ellos realities de supervivencia sobre cuya participación la propia Blanca declaró no saber decir 'no' ante un desafío.
Blanca Fernández Ochoa estuvo casada dos veces: la primera fue con el italiano Daniele Fioretto, quien fuera su entrenador y pareja durante ocho años, pero del que finalmente se separó en 1994. No obstante, y dejando que el tiempo cerrara estas heridas, la esquiadora volvía a pasar de nuevo por el altar, en esta ocasión con David Fresneda. Juntos tuvieron dos hijos: un niño llamado David y una niña llamada Olivia, ya convertida en una estudiante de medicina y jugadora de rugby que sueña con representar a su país en unos Juegos Olímpicos.
Precisamente la joven fue la que en agosto de 2019 denunció la desaparición de su madre, de quien decía haberse marchado a hacer senderismo y de la que no había obtenido noticias en casi cuatro días. En un primer momento, la familia no se alarmó ante esta falta de noticias ya que era habitual que Blanca Fernández Ochoa se marchara al monte sin teléfono móvil y durante varios días para desconectar, pero nunca había pasado tanto tiempo sin saber nada al respecto.
Durante días, las fuerzas de seguridad, decenas de vecinos conocedores de la orografía de Cercedilla e incluso los propios hermanos de Blanca Fernández Ochoa hicieron batidas por la sierra madrileña con el objetivo de hallar algún rastro de la deportista, de quien sospechaban pudiera estar herida tras una caída o incluso haberse desorientado. Desafortunadamente unos días más tarde, la Guardia Civil anunciaba que habían hallado su cadáver en una zona del monte conocida como La Peñota, para desolación de sus hijos y hermanos.
Dolores Fernández Ochoa
Es la segunda mujer de todos los hermanos Fernández Ochoa, motivo por el cual siempre estuvo muy unida a su hermana Blanca. Al igual que la mayoría de sus hermanos, Dolores Fernández Ochoa (o Lola, como es más conocida) también irrumpió con fuerza en el mundo del esquí, un deporte con el que incluso llegó a participar en los Juegos Olímpicos.
La esquiadora, que guarda un gran parecido físico con Blanca Fernández Ochoa, se convirtió en el mejor apoyo de su hermana cuando esta se divorció de su segundo marido. A pesar de que ciertos miembros de su círculo más cercano explicaban que durante 2018 la medallista española no había atravesado su mejor momento, su hermana Lola afirmaba que un año más tarde estaba mejor y que incluso vivía junto a ella y el marido de esta en su casa del distrito madrileño de Aravaca.
José María y Jesús Fernández Ochoa
Ambos son los únicos Fernández Ochoa que no siguieron con la tradición deportista de sus hermanos. Ahora bien, que no se convirtieran en estrellas del esquí, no quiere decir que de alguna manera estuvieran ligados a él. Y es que, junto al resto de los hermanos, ellos también participaron como socios en la creación de una tienda de ropa especializada en este deporte que, desafortunadamente, no sobrevivió a la crisis. "FOSS es una marca de referencia en el mundo del esquí, tanto para bien como para mal. Para bien porque el cliente sabe que somos buenos prescriptores y generamos confianza y para mal porque no podemos vender otra cosa que no sea esquí. Hemos probado con otros deportes para desestacionalizar las ventas pero no funcionó", explicaba José María.
La relación entre los hermanos Fernández Ochoa
La unión, el cariño y el respeto mutuo han sido las claves para que la relación entre los hermanos Fernández Ochoa sea casi ejemplar. En contraposición a las disputas que han protagonizado otros conocidos miembros de las sagas más populares del país, los apasionados del esquí se han caracterizado no solo por su humildad pública, sino también por ser el mejor apoyo en la carrera profesional del otro. Todavía hoy se recuerdan cómo los hermanos de Blanca Fernández Ochoa saltaban en Albertville celebrando su bronce olímpico o cómo compartieron y narraron con orgullo los logros del otro.
Pero en el ámbito personal, su relación era incluso más estrecha de lo que el público podía imaginar. Cuando murió Paco Fernández Ochoa, la familia al completo se reunió en Cercedilla para estar con él en sus últimos momentos, de la misma forma que la trágica desaparición de Blanca volvió a sacarles de nuevo a la palestra con el único objetivo de encontrar a su hermana, a la que finalmente no pudieron hallar con vida. Y es que, más allá de la tragedia que les ha tocado vivir a los Fernández Ochoa, si hay algo que debe reconocérseles es su perseverancia, unión y entrega tanto entre ellos como con el resto.