Pedro Almodóvar
Nació en 1949 y como ya hemos adelantado, a los ocho años se traslada junto al resto de la familia hasta Extremadura, donde se educaría en un estricto ambiente eclesiástico que terminaría por provocar su distanciamiento precisamente de la Iglesia. Es por ello que rápido surge en él ese interés por el cine, siendo esta la razón por la que con solo dieciséis años hace las maletas y se muda a Madrid, con el único objetivo de matricularse en la Escuela de Cine. No obstante, el Régimen franquista había decidido cerrarla. Pero, lejos de minar sus expectativas, el manchego parecía estar aún más motivado en hacer cumplir su sueño y, mientras compaginaba su trabajo como administrativo en Telefónica, participaba en obras de teatro y dirigía sus propios cortos en los ambientes más vanguardistas de la capital.
Aquello le convirtió en uno de los rostros por excelencia de la mítica Movida Madrileña, una época en la que Almodóvar sobresalió con sus primeras obras: 'Salomé', 'Pepi, Lucy, Bom y otras chicas del montón' o 'Laberinto de pasiones'. Fue precisamente la segunda de las mencionadas la que se transformó en su mejor carta de presentación, pues aunque el film es una amalgama de cosas a las que les faltaba cierto orden y técnica, era toda una declaración de intenciones que no dejó indiferente a nadie. El manchego siguió haciendo películas en la búsqueda de su propio estilo, pero de lo que no se daba cuenta era de que cada cinta ya tenía un estilo y que sus rodajes no hacían sino corroborarlo.
Desde entonces Pedro Almodóvar no ha dejado de hacer cine y en su filmografía se recuerdan títulos como 'Tacones lejanos', 'Carne trémula', 'Todo sobre mi madre', 'Hable con ella', 'Volver', 'Los abrazos rotos' o 'Julieta'. Con ellas ha ganado una larga lista de reconocimientos que se extienden por nuestro país y por otros muchos del mundo, como los que le confirió la Academia de Cine francesa en sus Premios César o la estadounidense, que le galardonó en dos ocasiones con 'Todo sobre mi madre' y 'Hable con ella'. En 2019 estrenaba 'Dolor y gloria', el largometraje con el que se abría al espectador como nunca lo había hecho hasta entonces y en el que recuperaba a algunos de los artistas cuyas carreras estuvieron ligadas a él desde sus inicios, como es el caso de Antonio Banderas o Penélope Cruz.
El cineasta encontró en el séptimo arte la vía para reivindicar otra sociedad en España. Y es que, desde sus inicios, Almodóvar se ha mostrado muy comprometido con el mundo de la política, hasta el punto de haberse ganado serios adversarios en este ámbito. Se ha enfrentado con políticos y medios ideológicamente situados en la derecha y, a la mínima ocasión, aprovecha para hacer cualquier tipo de reivindicación. Participó en las manifestaciones contrarias a la guerra de Irak y criticó duramente en 2004 al saliente Gobierno del PP por querer tapar los atentados del 11 de marzo vividos en Madrid.
En lo que respecta a su faceta más privada, lo cierto es que Almodóvar es una persona muy reservada a la que no le gusta prodigarse demasiado en público. Bastante celoso de su intimidad, solo se conoce que desde finales de los noventa mantiene una relación con Fernando Iglesias, un fotógrafo que en ocasiones también ha trabajado para su productora. Sobre si lo suyo es un romance o una sólida amistad, lo cierto es que solo ellos saben la verdad de su enigmática historia.
Agustín Almodóvar
Nació en 1955 y, al contrario que su hermano, su pasión por el cine vendría cuando el cineasta ya lograba hacerse un nombre dentro de la industria española. Agustín Almodóvar, conocido en el círculo más familiar como Tinín, estudió Química en la Universidad Complutense de Madrid, pero en 1985 dejó su puesto como profesor de instituto para convertirse en productor audiovisual de la mano de 'El Deseo'. Con su gestión ha logrado situar la empresa en el top ten de las productoras españolas, pues además de financiar los proyectos de su hermano, también ha participado en las de otros famosísimos directores como Isabel Coixet o Álex de la Iglesia.
En 2007 se convirtió en miembro de la Academia de Hollywood, además de ser, en nuestro país, Vicepresidente de EGEDA, dos cargos que avalan esa profesionalidad que todo el mundo insiste en confirmar. No obstante, en 2016 atravesó uno de sus momentos más delicados cuando la productora apareció vinculada a una empresa offshore en los conocidos como Papeles de Panamá. Aquello provocó la cancelación de ruedas de prensa y otros muchos actos de presentación de la película 'Julieta', dejando en entredicho el apellido Almodóvar, aunque por poco tiempo.
En lo que respecta a lo personal, al contrario de lo que sucede con su hermano, de Agustín sí se sabe que se ha casado en dos ocasiones y que es padre de dos hijos que no han querido seguir la tradición familiar y viven alejados de todo aquello relacionado con la industria audiovisual, pues uno ha estudiado ingeniería y el otro Economía.
La relación entre los hermanos Almodóvar
Ellos se definen como muy diferentes entre sí, pero tanto Pedro como Agustín han sabido encontrar la fórmula exacta para lograr el éxito. Ambos forman el tandem perfecto, pues mientras uno pone las ideas, el otro se encarga de que estas lleguen a las pantallas de todo el mundo. Para ello, el apoyo mutuo y saber respetar el trabajo del otro han sido fundamentales. "Yo estoy al lado de Pedro. Yo siempre le acompaño en esto, que es su carrera. Yo soy, además, una persona muy tímida y desde niño, he ido con Pedro al cine de la mano. Como es un poco mayor que yo, también me ha contagiado su gusto por el cine. Tenemos una relación muy buena. Yo sigo así con él, recorriendo a su lado su carrera y ayudándole en lo que humildemente pueda", declaró en una entrevista a LOC el pequeño de los Almodóvar.
Ahora bien, a pesar del éxito y el reconocimiento del que gozan en todo el mundo, ellos no olvidan cuáles son sus orígenes y por ello se han convertido también en los mejores embajadores de Calzada de Calatrava, a donde regresan todos los años y donde, de hecho, siguen manteniendo la casa familiar como homenaje a sus progenitores. Allí se juntan con sus dos hermanas y con otra gente del pueblo, tal y como él propio Agustín confesó en la misma entrevista: "Nosotros vamos una vez al año, en verano. Mantenemos la casa porque es la memoria de nuestros padres. Nuestra raíz manchega está ahí. Nosotros, viviendo en Madrid, siendo muy cosmopolitas y yendo a Estados Unidos, nos sentimos, sobre todo, muy manchegos. Allí tenemos los recuerdos de nuestros padres, que como muchos otros fueron maravillosos y se sacrificaron mucho por nosotros. Allí nos sentimos muy cercanos".