Han pasado trece meses desde que Antonio Banderas y Melanie Griffith anunciaron que se divorciaban por diferencias irreconciliables. Ella se borró su famoso tatuaje en el brazo con el nombre del que fuera su marido durante casi dos décadas, mientras que él rehizo enseguida su vida con Nicole Kempel.
La reconciliación era imposible, y por eso, la expareja inició en cuanto pudo los trámites de divorcio, que han llegado a su término ahora, cuando solo faltaba que firmasen unos documentos en los que según TMZ, Griffith y Banderas ya han estampado sus nombres. Ahora solo queda la rúbrica del juez para que el vínculo legal que les unió desaparezca.
Un divorcio civilizado
Aunque tienen una hija, Stella del Carmen, al tener esta ya 18 años no hay problemas con la guardia y custodia. Más peliagudo resulta el reparto de las propiedades de Banderas y Griffith, ya que según las leyes de California debe ser equitativo al llevar más de 10 años casados. Por el momento se han deshecho de su casa de Hancock Park, en Los Angeles, por cerca de 16 millones de dólares.
Pese a todo lo que queda por repartir, se entiende que no habrá excesivos problemas entre ellos, ya que tras las peleas iniciales, ambos han llegado a un punto en el que el entendimiento es una máxima, y su divorcio, más que civilizado.
Como Antonio Banderas ha recalcado en más de una ocasión, siempre querrá a Melanie Griffith, con la que ha compartido dos décadas de su vida y que le ha dado lo más bonito de su vida, su hija Stella del Carmen.