Sciorra: "Deseaba no haber abierto nunca la puerta"
Entró y mantuvieron una conversación. Fue entonces cuando se dio cuenta de que el productor se estaba desabrochando la camisa: "Me di cuenta de que en su cabeza quería tener sexo". Sciorra recuerda levantarse para ir al baño y encerrarse pero no le dio tiempo. "Me cogió de aquí -dijo agarrándose a sí misma la solapa de la chaqueta-, me metió en la habitación y me tiró a la cama. Cogió mis manos y me las puso detrás de mi cabeza", decía desde el estrado mientras rompía a llorar. Mientras tanto Weinstein miraba para otro lado intentando no mantener un contacto visual con la presunta víctima. "Puso su pene dentro de mi vagina y me violó. Estaba encima de mí y me violó". De ahí adelante asegura no recordar bien cómo ocurrieron los hechos hasta el momento en el que todo terminó.
"En cierto punto paró, salió de mi y eyaculó en mi pierna", recuerda: "Cuando le pregunté si tenía algo que decir por lo que había hecho y me respondió: 'He tenido una sincronización perfecta'". Pero la cosa no terminó aquí: "Entonces puo su boca en mi vagina. Antes de bajar me dijo: 'Esto es para ti'. Ya no me quedaban fuerzas para luchar. Era tan desagradable que mi cuerpo empezó a temblar de forma totalmente inusual, no sabía que era, pensé que me daba un ataque", añadió. La Fiscal Joan Illuzzi le preguntó entonces si le contó a alguien lo ocurrido y la testigo dijo que no, que esa noche había llamado a su hermano, que la novia de este la vistió y que no articuló palabra: "Quería creer que jamás había ocurrido. Me sentía confundida. Deseaba no haber abierto nunca la puerta", lamentó.
La defensa intentó desacreditar a la víctima
Durante el turno de la defensa, la abogada Donna Rounno intentó desacreditar a la testigo haciendo hincapié en todas las lagunas temporales que tiene e intentó buscar alguna contradicción en la cronología de su relato. También le preguntó por qué no había dicho nada de lo ocurrido y esta le respondió: "En ese momento no entendía lo que era una violación". También le preguntó por qué no había acudido tampoco a un médico: "Me sentía amenazada, atemorizada", insistía.
La abogada seguía buscando la forma de convertir todo aquel testimonio tan acusador en una mentira e hizo alusión a si todo podría haber sido fruto de su consumo de pastillas y alcohol. "No tomaba nada", apuntó Sciorra. Este dato vino a raíz de unos regalos que le había hecho anteriormente el productor a la actriz: por un lado, le mandó un paquete que incluía bebida y una caja de Valium; y en otra ocasión, una caja de chocolates con forma de penes. La última baza utilizada por Rounno fue el de su papel como actriz, algo que ya había estado comentando en diferentes programas de televisión antes del arranque del juicio y que ella consideraba una de los mejores recursos de la mayoría de las víctimas que acusan a su clinete: interpretar el papel de presicsamente eso, víctimas. "¿Es justo decir que, como parte de su trabajo, usted pretenden ser alguien que no es?", a lo que Sciorra respondió: "No".