Entre tanta mentira, tenía que haber alguna verdad. La ha desvelado el abogado de Allen, Ignacio Molina, que representó a la actriz en un juicio hace dos décadas, en el que Allen había acusado de violación a Manel Ortega, un hombre que afirma: "Anna Allen me destrozó la vida". La actriz pidió 9 años de cárcel y una compensación económica, pero nadie se creyó el papel que ya esgrimía Anna Allen: "No he visto a nadie llorar tanto en mi vida. Lloraba mucho pero no derramaba ni una lágrima", explica el abogado en LOC.
Los hechos de la supuesta violación tuvieron lugar en el verano de 1995, con Anna Allen con 18 años recién cumplidos. La actriz y el acusado se vieron en las fiestas de Sant Cugat del Vallés, tenían un amigo en común. Ortega dice que Allen le miró "provocadora, muy sexual", hasta el punto de que hicieron el amor en los baños provisionales de la carpa en la que estaban. Luego, él se fue con sus amigos, y ella, con su novio, que era el amigo por el que la conoció. La actriz aseguró que luego intentó seguirla y ponerse en contacto con ella, un comportamiento inusual para un presunto violador, que restó credibilidad a Allen. El terapeuta de Anna Allen afirmó en el juicio que sufría "estrés postraumático" y Ortega acabó en libertad condicional. Pero su reputación en una localidad tan pequeña como Cerdanyola estaba destruida, y tuvo que abandonarla.
¿Abducida por su representante?
Así, continúan destapándose más momentos turbios y mentiras en la vida de Anna Allen. Los allegados consideran que se encontraba "abducida" por su representante, Mar Rodríguez Martín, con la que vivía. Su relación profesional comenzó hace seis años, y Allen era su única cliente. Ni el hermano de la abogada, ni la casera de ambas, confían en ninguna de las dos. La representante, que la conoció porque era fan de la actriz, no se queda corta en lo que a montajes se refiere, ya que seguía presentándose con la dirección de un bufete de abogados de prestigio en el que estuvo de becaria, y daba como dirección de su actual oficina en un local de Sunset Bulevard, en Los Angeles, que no existe. Una de las últimas víctimas de sus estafas es el fotógrafo Jürgen Hammenschid, que ha trabajado con celebrities como Nicole Kidman o Milla Jovovich, y que fue quien hizo las fotos a Anna Allen en Viena, que luego retocó para decir que estuvo en la gala de los Oscar. "Lo peor es que creo que ella no va a pagar a mi equipo y tendré que hacerlo yo", explica. Anna Allen suma y sigue.