La colaboradora de televisión ya ha podido regresar a Lanzarote para después viajar a la isla de La Graciosa, lugar donde se celebrará su boda, pero su cara era un poema, desencajada, y sin saber muy bien cómo se enfrentarse a todo. Cuando ha sentido que tenía fuerzas ha compartido una publicación en su cuenta de Instagram junto a una foto con su abuela y ha querido dedicarle unas emotivas palabras, diciendo: "Gracias por dejarme ser tu nieta, por formar parte de la historia de tu vida y por darme tantos momentos que nunca jamás olvidaré. Ahora más que nunca conmigo, después de 35 años me visto de blanco, sé que estarás ahí y viendo si me queda bien o como estoy peiná te siento! Nos has dejado muy vacíos, pero muy llenos de ti. Tú gorda que te adora, para siempre".
Una vez que se enteró de la muerte de su abuela, tomó la decisión de cancelar su boda, pero en vista de la insistencia de su tía Isabel Pantoja -que no iba a acudir de ninguna de las maneras- para que no la cancelara, decidió seguir adelante, sin embargo, su primo Kiko Rivera ha decidido no acudir porque no para de llorar y porque no se encuentra con las fuerzas suficientes para hacer una fiesta en estos momentos, por eso su mujer y sus hijos también han viajado desde Lanzarote a la Península, para acompañarle en el duelo y olvidarse de la boda.
Anabel Pantoja está destrozada por cómo se está desarrollando todo y porque parece que su boda está 'maldita', ya que fue pospuesta inicialmente por la pandemia del coronavirus y una vez más ha peligrado, sin embargo, no solo ha decidido seguir adelante por el empuje de su tía, sino por todos los problemas legales que le puede acarrear cancelarla.
No puede incumplir la cláusula
"Su gente más cercana y la que le quiere de verdad le aconsejó que lo cancelara. Su propio representante le dijo que había que cancelarlo, que no era momento para fiestas y que no se iba a entender que se fuera de celebración dos días después de morir su abuela", indican a Informalia personas próximas a Anabel Pantoja. Pero se encontró con que tenía un contrato firmado y eso es lo que 'importa' en estos momentos. La colaboradora había firmado un contrato con la revista ¡Hola! que iba a estar muy bien pagado, entonces si hubiese cancelado su boda, hubiese incumplido un acuerdo legal con la publicación, con todos los gastos que implica: personal desplazado, equipo, seguridad y más preparativos cuyo coste es alto, lo suficiente como para que la publicación no estuviera dispuesta a asumir las pérdidas. Por otro lado, existe incluso una cláusula de penalización en caso de cancelación, y en estos momentos la expectación alrededor de su boda ha aumentado, por lo que la revista desea más si cabe cubrir el evento.