El verano va tocando a su fin y poco a poco hay que volver a la rutina. Una rutina que se hace complicadísima para Ana Obregón, que ha regresado a Madrid después de haber pasado su verano más triste en la casa familiar de Mallorca. Una vuelta a su vivienda de la capital que se produce cuando se cumplen cuatro meses del fallecimiento de su hijo Álex Lequio.
Dado que el joven falleció en mitad de la pandemia por el coronavirus, las medidas de seguridad impidieron que pudieran despedirle amigos y familiares como se merecía. Por ello su madre Ana Obregón organizó un precioso funeral en la Parroquia Nuestra Señora de la Moraleja, muy cerca de su vivienda, que se celebró mes y medio después de su muerte.
Tras ese emotivo homenaje en el que la actriz cuidó absolutamente todos los detalles -entre ellos las canciones que se escucharon, las flores que adornaron el templo o su propio vestuario con guiños a su hijo-, Obregón hizo las maletas para instalarse en la casa familiar que tienen en Palma de Mallorca, donde ha pasado varias semanas.
Ana Obregón, arropada en todo momento por sus hermanas
Semanas a lo largo de las que ha seguido recordando a su pequeño cada día. Así, en su última publicación, que se acordaba de que hacía seis años que Álex Lequio se había graduado en la universidad, aseguró que se encuentra "en un pozo infinito de tristeza", pero que sabe que "algún día nos volveremos abrazar y a sonreír".
Después de esos días de retiro, Ana Obregón está de vuelta en Madrid. Una de las primeras cosas que ha hecho, tal y como recoge la revista Diez Minutos, ha sido visitar la tumba de su hijo. Junto a ella están en todo momento sus hermanas Celia y Amalia, con las que ha acudido, como puede leerse en ¡Hola! a un club de golf cercano a su casa.