Su padre, enfermo
Obregón se encuentra en Mallorca, en la casa de su familia. Acompaña a su padre, que está muy delicado de salud y ha estado ingresado hasta hace no mucho en un hospital de Palma. Un inicio de verano, cuanto menos, complicado: "Ya no vivo veranos. Desde que no está mi hijo parece que vivo, pero no. La pérdida de un hijo es tremenda, no tiene nada que ver con la de un padre o un novio, es algo que no es natural", se lamenta la actriz.
Afortunadamente, su padre ya ha vuelto a casa, le han dado el alta. Una persona muy trabajadora que era el ejemplo a seguir de su nieto, el hijo de Ana Obregón, Aless: "Decía (Aless) que el día de mañana le gustaría ser emprendedor, trabajador, como su abuelo. Y lo fue. Siendo tan joven había fundado su propia empresa de marketing con mucho éxito. Tenía un gran futuro por delante", cuenta la madre de Aless a modo de anécdota.
Sobrellevando el duelo
El posado de la madrileña tiene ahora otro significado para ella. Ha decidido que los beneficios que de él obtenga irán íntegramente destinados para la fundación que su hijo ansiaba. Una fundación dedicada a la investigación contra el cáncer, que en sus últimos días de vida, en el hospital, Aless le decía a su madre que quería montar. Ella recogió la idea y se puso manos a la obra: "En realidad, todo lo que hago en mi vida lo hago por mi hijo. Ahora mismo, nada me hace feliz. Lo único que me hace feliz es la fundación de mi hijo y el libro", comenta.
El libro, que aun no se sabe cuándo se publicará, estaba escribiéndolo Aless antes de morir. Ahora Ana Obregón va a publicarlo añadiéndole sus palabras, reflexiones y vivencias de ambos: "Lo único que voy a hacer este verano es trabajar: escribir, escribir y escribir. Desde Mallorca escribo muy bien, y hasta ahora no había sido capaz porque para mí es como abrir el alma en canal", afirma la actriz.
La madrileña afirma haber encontrado un apoyo increíble en su exmarido, Alessando Lequio: "Es la persona que más me ayuda, más está ahí y más me comprende", afirma. El trágico fallecimiento de su hijo les ha unido más que nunca. Sin embargo, Obregón es consciente de que el duelo por el que está pasando es un camino solitario, pero también como un colador de personas: "Descubres que hay miembros de tu familia o amigos íntimos con los que prefieres tomar distancias. Acompañar en un duelo es muy difícil", asegura.
Lo que tiene claro, por ahora, es que no quiere enamorarse: "¡Pero si tengo el corazón mutilado! No sé ni dónde está. Ni lo busco, ni lo quiero, ni lo puedo permitir. Cuando me dicen que mi niño está en mi corazón, digo que se equivocan: mi corazón se fue con el suyo. No está aquí", sentencia Ana Obregón en una entrevista con las emociones y los sentimientos a flor de piel.