"Durante tres años he guardado en secreto tu testamento, ese pacto que hicimos en el hospital que solamente sabíamos tu padre, tus tías y yo. He luchado sola en silencio para conseguir lo imposible y esa ilusión me ha perdonado la vida cada día de mis tres años de duelo por ti. Te prometí que te salvaría y no pude cumplirlo. Te juré en el hospital que cumpliría tu última voluntad, y ese milagro se ha hecho realidad", añadía la presentadora en sus páginas.
El sueño se vio cumplido por parte de Ana Obregón el20 de marzo de 2023 en Miami con el nacimiento de su nieta Ana Sandra por gestación subrogada. Pese a que su hijo nunca sabrá de su existencia, ella siente que así puede seguir adelante, teniendo a Aless Lequio más presente que nunca a través de su hija. Mientras, la actriz habla así de la niña en dicho libro: "El milagro único jamás contado, fruto del amor infinito de una madre y un hijo, de un amor que traspasa todos los límites, uniendo el cielo y la tierra. Por fin tendré un poquito de ti aquí conmigo y nunca jamás volveré a estar sola. Sé que serás el mejor papá del mundo desde el cielo y que ahora mismo estarás feliz y sonriendo. ¡Lo hemos conseguido, Aless!". Por último, se despide diciendo: "Ya no continuaré agonizando en esta muerte lenta, ahora me vaciaré de paisajes dolorosos porque tu hija prestará tu sonrisa y tu corazón. Ahora quiero vivirme. Por tu hija. Por mi nieta. Por ti".
Cómo fue la muerte de su hijo
Asimismo, en 'El chico de las musarañas' también cuenta cómo el médico les comunicó a ella y a Alessandro Lequio que su hijo no podía curarse, que ya no tenía solución y que tenían que empezar con la sedación. "Me desplomé como una frágil muñeca de porcelana, cuyos pedazos rotos chocaron con el suelo a pesar de que Alessandro me sujetara fuerte. El doctor me acababa de arrancar con sus manos el corazón", ha expresado. Tampoco ha tenido reparos en narrar cómo vivió su muerte: "Una paloma blanca se posó en la ventana, en ese momento, en ese preciso instante, mi hijo dejó de respirar. Sus manos apretaron muy levemente las mías y una levísima sonrisa se dibujó en sus labios. Un resplandor mágico iluminó toda la habitación. Nuestros corazones dejaron de latir al mismo tiempo y me morí contigo".