Ana Duato se ha sincerado como nunca con Vanitatis sobre lo mal que lo ha pasado durante tantos años después de haber sido acusada de fraude fiscal. Cuando le llegó la noticia no entendía nada, y así ha hablado de ello: "Sentí incredulidad. No me lo podía creer. Hubo un antes y un después en nuestra vida. Cuando empieza este proceso no das crédito, sobre todo porque al principio no entiendes qué está pasando porque uno siempre ha tenido la seguridad de que está haciendo las cosas bien. De pronto te cae esto y ya no solo a nivel familiar, sino pública y socialmente cambia tu vida radical. Hay un antes y un después. Una Ana antes de todo y después".
Los años pasan, pero el asunto aún no se ha solucionado, por eso ha dicho: " Yo he pagado siempre todo a Hacienda en tiempo y en forma. Siempre. Tuve que empaparme de todo lo que estaba pasando para entender en qué situación estábamos. Años después, son muchos los que llevamos con esto, la sensación que tiene uno es de indefensión ".
Por otro lado, no solo ella ha sufrido, sino también toda su familia, y así lo ha contado: "El acoso era brutal. Se hacían programas en directo desde la puerta de nuestra casa. No solo te sientes señalado, sino que ves cómo afecta a toda tu familia... Es una explosión, una granada que entra en tu casa. Siempre gastaba la broma de que si hubiésemos vivido en la época de la Inquisición, me habrían quemado en la plaza directamente. Te toca lo más profundo de tu honorabilidad, de cómo has querido hacer las cosas bien en tu vida y no te puedes explicar ni tampoco defender. Te sientes muy indefensa. Pasé de ser una mujer querida a ser una mujer odiada".
Tras esto, ha sido preguntada sobre si cree en la justicia, pero no lo tiene claro: " Yo creo en la justicia, pero quienes la ejercen a veces no se dan cuenta de que un proceso que tarda más de una década, que es lo que se va a alargar este, también es una condena. Mantenerme tanto tiempo acusada, aun sabiendo que Hacienda ya ha reconocido que su perito contabilizó mal la cuota porque contó 80 capítulos que yo no había realizado y por lo tanto más ingresos de los que tuve, es un modus operandi perverso, que tiene unas consecuencias sobre mi vida familiar y profesional, destroza oportunidades, humilla y provoca un desgaste insoportable ".
Y no hay que pasar por alto que se pidieron muchos años de cárcel para ella, algo que le ha creado una incertidumbre brutal, miedo e impotencia. "¿ Cómo no vas a tener miedo cuando te piden 32 años de prisión y te ves en una situación en la que te sientes tan indefensa y que no puedes defenderte ? Es una sensación de mucha impotencia. Me hizo más sabia en muchas cosas, y en estos momentos en los que te planteas qué va a pasar en el futuro, siempre he tenido la conciencia bien tranquila. Todo está pagado, ¿cómo es posible esta situación? Yo dejo de creer en el mundo si me meten en la cárcel ", ha dicho.
Cuando todo sucedió sus hijos tenían 20 y 11 años, y no fue nada fácil: "Mis hijos eran más pequeños, sobre todo María. Sufrió muchísimo. No entiendes que de un día para otro tu madre pase de ser una mujer querida a una villana. Ha sido un aprendizaje muy grande de mi vida porque fue muy doloroso y además tuvo muchas consecuencias. Miguel ya era mayor, pero a María en su colegio le decían 'tu madre es una ladrona'. Tuve que cambiarla de colegio por ser señalada. Menos mal que nosotros somos una familia que es como una piña y siempre hemos hablado de todo con nuestros hijos. De las cosas importantes".
La lectura, su refugio
Por otro lado, ha contado cómo lo ha ido sobrellevando: " Se ha hecho muy largo. Encerrados en casa. Yo al principio salía a la calle con sensación de miedo. Sobre todo cuando iba con mis hijos. Se generaban situaciones muy tensas ", es más ha contado que ha necesitado ayuda psicológica y qué ha sido su principal refugio, diciendo: "Para mí la lectura ha sido mi tabla de salvación. Era el momento de recogerme y vivir otra historia y aprender de otras personas y me ha ayudado muchísimo. Ha sido mi gran tesoro. La forma de sobrevivir a la tormenta".