Los años han conseguido que la relación de Ana Boyer y Fernando Verdasco se convierta en una de las más consolidadas del panorama nacional. Los dos coincidieron en un concierto de Enrique Iglesias, hermano de ella, y tan solo unos meses más tarde comenzó su amor. De ese momento ya han pasado más de diez años, y entre tanto han demostrado tener una increíble complicidad, acudiendo juntos a eventos y formando una familia tras dar la bienvenida a sus dos hijos, Miguel y Mateo.
Ana Boyer y Fernando Verdasco saliendo del hospital con su hijo MiguelPero aunque todo les vaya de maravilla, en su relación han tenido que hacer sacrificios, sobre todo ella debido al trabajo de Verdasco. Tenista de profesión, muchos de sus compromisos tienen lugar lejos de las fronteras españolas, es por eso que ella siempre que puede le acompaña, viajando constantemente. A pesar de lo que eso supone, la hija de Isabel Preysler no ha dudado en apoyar en todo momento a su marido, incluso después de ser madre.
La hija pequeña de Preysler ha hablado en una entrevista para El País de todos esos sacrificios a los que ha tenido que enfrentarse para que sus hijos estén cerca de su padre. "He renunciado a mucho para optar por mi familia", ha dicho la hermana de Tamara Falcó, para añadir: "Mi trabajo de aquel entonces era bastante cuadriculado y no era fácil volver si te salías, pero lo hice a plena consciencia".
Ana Boyer y Fernando Verdasco en la boda de Álvaro Castillejo y Cristina FernándezPese a todo, está feliz de sus decisiones, segura de lo que hizo en el pasado: "A día de hoy, viendo lo que he vivido y la familia que hemos creado, no me arrepiento en absoluto. Es un privilegio poder disfrutar tanto tiempo de nuestros hijos". Y sus sacrificios aumentaron con la llegada de su primer hijo, diciendo que es un privilegio poder disfrutar de tanto tiempo juntos.
Una familia unida y feliz
Se siente muy afortunada de todo lo que le ha brindado la vida, no obstante, es consciente de todas las cosas a las que tuvo que renunciar para que su matrimonio, y después su familia, siguiera adelante, unida y feliz. Pese a todo, ahora las cosas han ido cambiando, es más, cuando los dos pequeños tengan que ir al colegio, deberán tener una vida un poco más estable, por el bien de los niños.
