El medio Paper Magazine ha lanzado un nuevo número de su revista, con Bynes en portada, luciendo un look fresco y renovado. La actriz se ha abierto con el medio y le ha contado todo lo que pasó en sus años más polémicos de carrera.
Su momento de quiebra comenzó en 2005 el rodaje de la película 'Ella es un chico'. En esta época la actriz ya era todo un icono adolescente y sería esta película la que terminaría de alzarla en el mundo de Hollywood. En 'Ella es un chico', Amanda Byres se transformaba en hombre para demostrar que las chicas también podían jugar al fútbol. Y fue esta transformación la que caló hondo en ella: "Entré en una profunda depresión por cuatro o seis meses porque no me gustaba como me veía cuando interpretaba a un hombre".
La actriz ha confesado que a la edad de 16 años comenzó a probar drogas psicotrópicas, que provocan cambios en el sistema nervioso y la percepción: "Todos pesaban que yo era una 'chica buena' pero entonces ya fumaba marihuana [...] Más tarde probé 'eme' y éxtasis. Traté con cocaína tres veces, pero nunca me gustó". Fue tras la fama de 'Ella es el chico' cuando Amanda Bynes comenzó a abusar de estas sustancias, centrándose en el consumo de Adderall, un fármaco que se prescribe para aquellos que tienen trastornos de atención, y que estaba relacionado con la pérdida de peso. "Durante la grabación de 'Hall pass' recuerdo haber visto mi imagen en las pantallas y pensar que mi brazo se veía muy gordo. [...] Recuerdo estar en el trailer y mascar tabletas de Adderall, porque pensaba que me hacían estar 'más despierta', pero no era capaz de concentrarme en mis líneas o aprenderlas", explica Byres.
Más problemas
Junto al desgaste mental llegó el desgaste físico. Ni siquiera era capaz de verse en pantalla sin sentir repulsión hacia ella misma, lo que le llevó a obsesionarse con tener que pensar tan solo 45 kilos. Es por esto que Amanda Bynes pasó por diversos cambios corporales en la última década. El más notorio fue en 2017, cuando los reporteros la captaron comprando en un supermercado con un evidente aumento de peso.
A pesar de todos estos problemas, Bynes consiguió dejarlos atrás y ya lleva cuatro años sobria y sin consumir ninguna clase de estupefacientes. Se ha graduado en el Fashion Institute of Design and Merchandising de Irvine, en California y planea seguir reencaminando su vida y volver al cine: "He pasado por lo peor y he sobrevivido. Ahora sólo siento que puedo ir 'de aquí hacia arriba".