La malagueña Hacienda Nadales fue el escenario elegido por Álvaro Fuster y Beatriz Mira para darse el sí, quiero ante un nutrido grupo de invitados entre los que destacó la presencia de los Príncipes de Asturias, grandes amigos del novio. Y es que después de casi un año de noviazgo, Álvaro Fuster decía adiós a su soltería sobre las seis y media de la tarde del sábado, aunque como buen anfitrión hizo su aparición en la finca casi una hora antes del enlace.
Realeza y aristocracia en la boda de Álvaro y Beatriz
De estos autobuses se apearon algunos de los invitados más destacados del enlace como Fiona Ferrer, que lució un sencillo look en tonos oscuros y que llegó acompañada de su marido Jaime Polanco. Cristina de Borbón-Dos Sicilias y su hermana Victoria, hijas del Duque de Calabria, tampoco faltaron al enlace acompañadas de sus respectivos maridos, Marcos Nomikos y Pedro López de Quesada, coincidiendo allí con el Príncipe Konstantin de Bulgaria y su mujer María García de la Rasilla y Beltrán Gómez Acebo, que asistió con su pareja, Andrea Pascual, una de las invitadas que coincidió en el color de su vestido con Amaia Salamanca.
Precisamente la actriz fue una de las invitadas que más sensación causó cuando apareció en la finca acompañada de su pareja Rosauro Varo, con quien se bajó de un coche. Su presencia fue muy comentada debido a que allí coincidió con Doña Letizia, a quien interpretó en la tv movie 'Felipe y Letizia'.
Pepe Barroso y su mujer, Mónica Silva, la estilista directora de comunicación María León, una de las mejores amigas de la novia, la modelo Mónica de Tomás y Beltrán Gómez-Acebo, sobrino del Rey, fueron otros de los invitados estrella a esta boda que comenzó pasadas las seis y media de la tarde y que duró hasta algo más de las seis de la mañana del domingo.
Los Príncipes y el vestido de novia, lo más esperado
Los Príncipes Felipe y Letizia fueron los invitados más esperados de la tarde, aunque en todo momento trataron que su presencia no eclipsara el día de Álvaro y Beatriz. Don Felipe y Doña Letizia hacían acto de presencia en la Hacienda Nadales, hasta donde llegaron en su propio vehículo conducido por el Príncipe, que lució el chaqué protocolario cumpliendo así con la indumentaria de los testigos.
Doña Letizia se decantó por un atuendo en color verde agua con pedrería en los remates de cuello y sisa, cubriéndose los hombros con un chal del mismo color. La Princesa fue una de las pocas invitadas que llevó tocado, cuya sencillez fue el contrapunto a su original peinado compuesto de un mechón trenzado que finalizaba en un moño con las mismas características. A pesar de su discreción y de su afán por pasar desapercibidos, los Príncipes fueron vistos cuando abandonaron la fiesta más allá de madrugada.
A pesar de la presencia de los Príncipes y de otros ilustres invitados, el momento más esperado del día fue cuando se desveló el misterio sobre el vestido de la novia. A bordo de un Rolls Royce blanco, la novia desveló parte de su look, en el que se intuía un vestido blanco de tirantes con un sobrevestido de tul con lunares y mariposas bordadas en las mangas.
La sencillez y el buen gusto de Beatriz también se vieron reflejados en el maquillaje, las joyas y el peinado. Así, la joven lució unos pendientes de brillantes y un recogido bajo en el que sujetó el velo de tul escogido par la ocasión.