El italiano recuerda que se su hija fue a Estados Unidos con él y Romina Power, marido y mujer por aquel entonces, por motivos profesionales de ambos: "Nos acompañó a América a rodar un documental", y con ellos viajó a Nueva Orleans, la ciudad en la que, según su padre, descarrilaría su vida y desaparecería para siempre: "Allí tuvo su fatídico encuentro con los vagabundos, los artistas de la calle".
A pesar de aquel episodio, Al Bano y Romina se la volvieron a llevar con ellos a Europa: "La paz parecía haber regresado", recuerda, también para la propia Ylenia, alejada de toda mala influencia y fuera del mundo de las drogas: "Al volver, Ylenia me dijo: 'Papá, he decidido escribir un libro y para hacerlo tengo que ir a Belice [lugar donde estaba cursando un posgrado]'. Le dije que me parecía bien, pero que primero debería graduarse en la universidad, algo que no tardaría mucho en conseguir. En cambio se fue a Belice y vivió en una chabola y un hombre la amenazó. Así que regresó a Nueva Orleans. Dijo que no quería juntarse con gente de plástico", refiriéndose al superficial mundo al que pertenecían sus padre.
"'Yo pertenezco a las aguas', y se tiró al río y se puso a nadar estilo mariposa"
Y fue allí donde se le perdió la pista el 6 de enero de 1994. Una noche que el propio Al Bano reconoce haber reconstituido en infinidad de ocasiones tras hablar con muchas personas diferentes que la conocía o dijeron haberla visto las horas previas a perderle la pista. "Reconstruí esa noche hora por hora. Hablé con testigos. Conocí a Masakela, quien también había estado en prisión, pero negó cualquier culpabilidad. Interrogué a la última persona que la vio, el guardián del puerto", y fue este el que le contó el relato que para él fue la verdad de lo que le pasó a su hija: "[Este le contó que Ylenia] estaba sentada junto al río y él la advirtió: 'No puedes quedarte aquí'. Pero Ylenia no se fue. El guardián insistió, entonces ella le dijo: 'Yo pertenezco a las aguas', y se tiró al río y se puso a nadar estilo mariposa".
Fueron estos dos datos contados por el guardia lo que le hicieron creer que, efectivamente, era su hija aquella joven que un día se tiró al Mississipi, quien sabe si bajo los efectos de las drogas, para desaparecer para siempre: "Ahí entendí que el guardián estaba diciendo la verdad, porque Ylenia solía decir esa frase de niña antes de zambullirse y nadaba estilo mariposa", pero aquella lo hizo para no volver nunca: "Pero el Mississippi no perdona". Una teoría que para él es la correcta y la verdad sobre qué le paso a Ylenia Carrisi, en cambio no es así para Romina Power, su madre, que sigue convencida de que Alexander Masakela tiene algo que ver con la desaparición de su hija y que para nada sería voluntaria: "Romina nunca quiso aceptarlo, pero así fue", asegura en esta entrevista el cantante.
Este también reconoce en esta charla que la pérdida de Ylenia, en un principio, le hizo dejar de tener fe en Dios e incluso plantearse quitarse la vida: "Tras la desaparición de Ylenia y la separación con Romina estuve nueve años solo. El dolor era terrible. Pensé que Dios me había abandonado y con ese dolor que no dejaba de crecer las voz de mi cabeza me decía: 'Al Bano, eliminado'". Una voz que luego identificó como la del Diablo: "Luego me di cuenta de que era la voz del diablo. Y también sentí la presencia de Dios, sentí una paz profunda. Me dije: '¿Quién eres tú para juzgar a Dios? Recuerda que Él también ha perdido un hijo'".