Año nuevo, vida nueva y olvidar el pasado. Eso es lo que ha hecho Ágatha Ruiz de la Prada después de su traumático divorcio de Pedro J. Ramírez a finales del pasado mes de octubre, cuando el periodista le pidió a su mujer la separación porque hacía tiempo que compartía su vida con la abogada Cruz Sánchez de Lara. Entonces la diseñadora tuvo unas semanas realmente complicadas en las que habló en público sin tapujos del dolor que le había causado el hombre con el que compartió su vida durante tres décadas. Ahora ha empezado 2017 con un cambio de imagen que no ha pasado desapercibido para nadie.
De la Prada fue una de las invitadas a la fiesta que ofreció James Costos en la embajada de Estados Unidos para despedirse de su puesto de embajador de dicho país en España y, de paso, celebrar su cumpleaños. Hasta el Museo del Traje se acercaron numerosas caras conocidas como la pareja formada por Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa.
La diseñadora llegaba en solitario y dedicó una sonrisa a la prensa. Fue entonces cuando dejó al descubierto que había comenzado 2017 estrenando nuevo rostro: de su cara han desaparecido todas esas arrugas que podían verse el pasado año. Además ha apostado por un maquillaje más juvenil y por recorrer su melena.
La nueva vida de Ágatha Ruiz de la Prada
Así ha empezado Ágatha Ruiz de la Prada una nueva etapa en su vida después de haber sufrido un varapalo sentimental que nunca se le había pasado por la cabeza : a finales del pasado mes de octubre protagonizaba un reportaje para Vogue junto a Pedro J. Ramírez. Tan solo un par de días después saltaba la noticia de que su divorcio. Ella misma se encargada de confirmarlo, afrontando el duro e inesperado momento que tenía entonces que vivir.