Dicen que la fama tiene un precio, pero cuando se consigue uno puede llegar a rodearse de privilegios tremendamente envidiables. Sueños que tras ser perseguidos durante años se convierten en realidad y que incluso acaban brindando a sus beneficiarios tanto alegrías como alguna que otra tristeza.
Por un lado, subida a una de las pasarelas más codiciadas de todo el mundo y, por otro, complaciendo a un público entregado por su música y sus canciones. Y es que hay que reconocer que el mérito de ambos está conseguido.
A Behati Prinsloo, por su parte, su dedicación pareció caer directamente del cielo. Y es que a la edad de 16 años, la africana también descubrió, sin ni siquiera esperarlo, lo que le acabaría formando como una de las modelos mas célebres del planeta.
Hasta que por fin, Behati Prinsloo logró alcanzar la cima deseada por cualquier joven amante de la moda: desfilar para Victoria's Secret. Fue exactamente en el año 2007 cuando la mujer de Levine pasó a formar parte de este prestigioso ejército de ángeles.
Un sello conocido en gran parte del mundo por sus fabulosas prendas de lencería, que le ha llevado a protagonizar, durante 10 años, sus deslumbrantes fashion shows y en el que ha podido lucir los looks lenceros más codiciados de los catwalks. Sin embargo, no solo se les ha visto triunfar siguiendo caminos totalmente diferentes, sino que también han sabido fundir y compaginar ambas profesiones ante una máxima expectación.
Padre primerizos
Adam Levine, por ejemplo, intervino en el Victoria's Secret Fashion Show 2011, con su 'Moves Like Jagger', bajo la atenta mirada de su pareja. Asimismo, Behati Prinsloo cedió su belleza e imagen a uno de los vídeos musicales de la banda de su actual marido: el tan conocido hit 'Animals'.
De esta forma, no solo han atrapado sus objetivos sino que también han conseguido entender y compartir las pasiones de cada uno de ellos. Una conexión perfecta que se sellaba en el año 2014 en Los Cabos, con un enlace de ensueño celebrado con sus familiares y amigos más cercanos, y que aún hoy sigue manteniendo viva la llama de su amor.
Sentimientos de los que han sido testigos miles y miles de rincones de este planeta y que hace tan solo unos meses concedíanla mejor de las noticias a esta feliz pareja: su futura paternidad. Una primicia que ya rondaba entre los supuestos de muchos medios de comunicación y que el propio Adam Levine quiso hacer público en sus redes sociales.
"Mis dos seguidores de los Lakers favoritos", eran las palabras con las que el vocalista de Maroon Five confirmaba este grato acontecimiento. Un mensaje que acompañaba a una instantánea de la modelo de lo más veraniega y en la que ya se podía apreciar su disimilada e incipiente barriguita.
En busca de un nuevo hogar
De esta forma, convirtiéndose en padres primerizos dentro de poco tiempo, se puede decir que la vida de Levine y Prinsloo está a punto de dar un giro de 180 grados. Ya no solo por tener que alternar los biberones y los pañales con sus respectivas profesiones, sino porque además se han visto en la obligación de tener que buscar un nuevo domicilio en el que emprender su nueva y futuro vida de tres.
Así, el lujoso y coqueto piso que la pareja compartía hasta entonces en uno de los lugares más emblemáicos de Nueva York tendrá que decir adiós a los que han sido sus inquilinos durante estos dos años de matrimonio. Y es que las condiciones que ofrece este neoyorquino apartamento parecen haberse quedado ya bastante pequeñas para estos futuros padres.
Al menos, esa es la principal razón que ha empujado a la pareja a poner en venta su casa del barrio Soho, en Nueva York. Un imueble que destaca, sobre todo, por su grandeza interior y en el que han podido disfrutar tanto de sus bellos años de noviazgo como de su casi recién estrenado matrimonio.
Cerca de 3.000 metros cuadrados donde principalmente prima la sencillez y que ha hecho de este rinconcito neoyorquino el mejor lugar, sin duda, para la intimidad de Behati Prinsloo y Adam Levine. Por su parte, el lugar exacto en el que se encuentra este ostentoso piso es en el número 112 de Green Street de Manhattan. Una zona bien conocida por su riqueza y por albergar los comercios más prestigiosos de la ciudad.
En lo que respecta al interior de la casa, sus techos de casi 4 metros de alto y sus grandes ventanales son dos de los detalles que más llaman la atención a primera vista, además de estar formada únicamente por un solo dormitorio principal. Una peculiar característica que habrá sido el detonante final para empujar a la pareja a cambiarse de domicilio, a la espera del nacimiento de su primer hijo.
Pero éstas no son las únicas peculiaridades que han envuelto a la privacidad de Prinsloo y Levine durante estos últimos años. Un gran salón con muebles vintage, mesa de billar y pin ball, una cocina con una gran isla central y un impecable baño de mármol también les han concedido la más envidiable comodidad. En total, son 5.5 millones de dólares lo que el artista pida por el inmueble, casi un millón más por el que fue adquirido.