La llegada de Nicki Minaj a la 54 Edición de los Grammy que se celebró en el estadio Staples Center de Los Ángeles, enfundada en un vestido de Versace al estilo 'Caperucita roja' y en compañía de un sujeto que hacía las veces de Papa no pasó desapercibido para ningún espectador.
Se inspiró en Madonna
En un comentario realizado en la página web del grupo Catholic League, su presidente, Bill Donohue, calificó la actuación de la trinitense Nicki Minaj de un "ataque" al catolicismo marcado por las connotaciones sexuales y con el beneplácito de la entidad que concede los galardones.
"Seguramente la parte más vulgar fue la declaración sexual que mostró a una bailarina ligera de ropa estirándose hacia atrás mientras que un monaguillo se arrodillaba entre sus piernas para rezar", dijo molesto Donohue.
No obstante, Nicki Minaj también ha querido salir al paso de las acusaciones y ha asegurado en un programa de radio que su espectáculo en los Grammy tuvo como referencia a la cantante Madonna, con quien actuó en la pasada edición de la Super Bowl. "Trabajar con Madonna cambió mi vida. Ésta es la primera actuación de la que me siento orgullosa en toda mi carrera. Cuando vi (el perfeccionismo de Madonna) me inspiró mucho", indicó la excéntrica cantante.