El 13 de febrero de 1081, Pilar Miró daba a luz a un varón al que llamó Gonzalo y a quien dio sus dos apellidos. La directora nunca reveló quién era el padre de su hijo, y le crió con valentía ella sola hasta que falleció inesperadamente de un infarto en octubre de 1997, tan solo 15 días después de dirigir la realización televisiva de la boda de la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín.
Tras quedarse huérfano con 16 años, encaminó primero sus pasos hacia las Ciencias Políticas y después hacia la Comunición Audiovisual, pero nunca llegó a terminar ninguna de estas carreras. Se marchó entonces a Nueva York, donde realizó un curso de cine gracias al cual participó en un corto. Sin embargo, no estaba destinado a seguir los pasos de su madre, y prefirió acercarse a la televisión como colaborador. Desde entonces ha pasado por 'Las mañanas de Cuatro', 'Deportes Cuatro', 'Futboleros', 'El chiringuito de Jugones' y 'La Goleada'.
Natalia Verbeke, el primer amor
En su vida personal, han sido 5 mujeres las que le han marcado sentimentalmente. La primera de ellas fue Natalia Verbeke, actriz argentina 6 años mayor que él con la que comenzó su noviazgo en 2003. Les pillaron paseando juntos, y lejos de esconder su relación, acudieron juntos a varios eventos en los que posaron sin problemas, agarrados y demostrando que lo suyo no era una flor de un día. Parecía que Gonzalo Miró iba a sentar la cabeza con Natalia Verbeke, pero al final no pudo ser y cortaron.
Dos años después, Gonzalo Miró volvió a echarse novia formal, y no una chica cualquiera, sino Eugenia Martínez de Irujo, también famosa como Natalia Verbeke, y también mayor, aunque en el caso de la Duquesa de Montoro, la diferencia de edad que separaba a esta pareja era de 12 años. El colaborador fue el bálsamo que necesitaba la aristócrata, que rehizo así su vida tras divorciarse de Fran Rivera.
El Duque de Montoro frustrado
Gonzalo Miró no encajó todo lo bien que quisiera dentro de la Casa de Alba por culpa de un escollo muy importante: Cayetana Fitz-James Stuart. Pese a lo moderna que era y que siempre esperó que sus hijos aceptaran a sus maridos, ella no hizo lo mismo con el hijo de Pilar Miró. Eran varias las cosas las que no le gustaban de Gonzalo Miró, pero la principal era que no se llamaba Fran Rivera. El yerno de sus amores (en su día) era el torero, y la Duquesa de Alba veía a Miró como un obstáculo para volver a ver a su benjamina con Rivera.
Su relación duró cuatro años en dos tiempos. La primera parte fue de 2005 y 2007, y la segunda comenzó unos meses más tarde de su ruptura, f inalizando en 2009, fecha en la que llegó la separación definitiva. Por el camino vivieron momentos inolvidables, fueron a fiestas, eventos, viajaron, pasaron los veranos en Ibiza y fueron muy felices. Parecía que Gonzalo Miró podría ser el nuevo Duque de Montoro, pero esta vez tampoco pudo ser.
Amaia Montero, la amiga eterna
Antes de que acabase 2009, Gonzalo Miró ya estaba con otra, nuevamente famosa y mayor que él. El colaborador empezó a salir con Amaia Montero, que le sacaba cuatro años y medio. Los rumores terminaron confirmándose cuando la pareja dejó de esconder su amor, aunque la verdad es que ni ella ni él tenían claro que querían que su noviazgo saliera a la luz, y jugaron al despiste durante una temporada.
Su amor fue intenso y parecía que culminaría en boda, pero en 2011 se acabó inesperadamente. Desde que se separaron se habló de una reconciliación que nunca llegó, y es que el cariño que se tienen era mucho, pero nunca les dio como para volver a pensar en entablar de nuevo una historia de amor. Lamentablemente para la cantante, cada vez que Gonzalo Miró es relacionado con una mujer, la prensa le pregunta qué le parece. Ella, siempre paciente, le desea lo mejor.
Ana Isabel Medinabeitia, la primera más joven
Ana Isabel Medinabeitia parecía la definitiva. Economista y trabajadora de banca, sonaba levemente por una relación con Iker Casillas que no llegó a nada. Nada más dejarlo con Amaia Montero, comenzó a salir con esta joven con la que mantuvo una historia de amor fuerte y estable que paseó sin remilgos. No se escondía de las cámaras cuando estaba con ella pese a que Ana Isabel Medinabeitia no era famosa y no pretendía ir de celebrity como otras parejas de caras conocidas.
La economista de Navalmoral de la Mata rompía por fin el patrón de Gonzalo Miró, ya que Medinabeitia era dos años más joven que él y apenas era famosa. Amante de la moda, elegante y estilosa, vivió su relación de cara a los focos cuando tenía que hacerlo, y supo estar alejada del acoso mediático cuando tocaba. Todo apuntaba a que ella iba a ser la definitiva, pero su amor se apagó en septiembre de 2014 sin posibilidad de volver a reactivarse.
Malú, la inesperada
Gonzalo Miró y Malú han sido una de las parejas más sorprendentes de las surgidas en 2015. Tras romper con Ana Isabel Medinabeitia, el colaborador estaba muy tranquilo, pero entonces apareció la cantante, y todo su corazón volvió a latir al ritmo de un nuevo amo r. En este caso, solo se cumple la mitad del patrón que cumplen las relaciones de Miró: es famosa, pero es un año menor que el hijo de Pilar Miró, que solía preferir salir con mujeres mayores que él.
En febrero de 2015, Gonzalo Miró y Malú pillados muy acaramelados, y desde entonces viven una relación que intentan que sea muy discreta. Gonzalo Miró es más natural a la hora de hacer comentarios sobre su vida privada, y en este año que ha pasado ha realizado alguna declaración sobre la cantante, pero ella es totalmente reacia, y prefiere pasar de puntillas cuando se le pregunta por este noviazgo. Sea como sea, quizás por fin Malú sea la mujer que Gonzalo Miró llevaba toda la vida esperando. Por el momento ya llevan un año de amor.