Marta Gayá es una mujer que nació en el año 1949 en la isla de Mallorca. Es hija del conocido hotelero mallorquín Fernando Gayá. Su padre fue durante muchos años el dueño del Hotel Villamil, conocido por estar en una de las localidades más turísticas de la zona, un pueblo situado al suroeste llamado Peguera. Este complejo era un antiguo palacete que fue reconstruido para la comodidad de los turistas que visitaban la famosa isla. Además, el progenitor de Marta Gayá también era el director y fundador de una fábrica de cementos y hormigón bastante conocida en las islas Baleares.
Marta Gayá estuvo matriculada durante casi toda su vida escolar en el Colegio Sagrado Corazón de Palma. Un afamado centro al que acudían los hijos de los mejores empresarios de la isla y de la nobleza que habitaba allí. Fue allí cuando recibió una estricta educación al más puro estilo aristocrática. Cuando comenzó sus estudios superiores decidió mudarse a Barcelona donde aprendió el oficio de decoradora. A finales de los años sesenta conoció a uno de los trabajadores de la fábrica de cemento que tenía su progenitor. Comenzaron a salir y mantuvieron una relación amorosa con la que se casarían en los años 70. Este matrimonio con Juan Mena tan solo duraría tres años ya que los dos decidieron separarse por mutuo acuerdo.
Siempre se ha solido mover con la alta socialité española, sobre todo la de Mallorca. Con su grupo de amigos solía frecuentar muy asiduamente el Sporting Club de la isla. Este complejo era un club de tenis situado muy cerca del puerto. Compartió grandes amistades con personas como Marta Girod o Rudy Bay. Gracias a este último conoció al Rey de España Juan Carlos I. Según cuentan diferentes medios, el monarca y Marta Gayá se vieron por primera vez en uno de los viajes marítimos que organizó Rudy Bay en alta mar. A este evento acudieron otras personalidades como el Príncipe Tchokotua o José Luis de Villalonga.
Los primeros artículos que se han encontrado sobre la amiga entrañable del Rey Juan Carlos I han sido en la revista Tribuna. El medio hacía referencia al gran círculo de amistades que tenía el Borbón en la isla española. Un clan cerrado del que solían salir los miembros si no cumplían el requisito fundamental: la discreción. Marta Gayá comenzó a compartir confidencias con el monarca poco a poco y, según apuntan los periodistas, Juan Carlos empezó a visitarla con mucha más asiduidad a la isla. Pasaban largas jornadas juntos, fines de semanas y pequeñas vacaciones que aprovechaban siempre que podían.
Uno de los episodios en los que se pudo confirmar la relación y que siempre se nombra en la prensa sucedió en 1990 cuando se celebró una cena organizada por Juan Carlos en Mallorca por las regatas de la Copa del Rey. Al evento acudió la Reina Sofía y cuando la velada estaba llegando a su fin, Marta Gayá se presentó a la reunión acompañada de unos amigos. Fue entonces cuando el monarca decidió saludarla con gran efusividad.
Así fue como la relación de Juan Carlos y su amiga entrañable quedó confirmada entre la alta sociedad de la isla. Públicamente, este escándalo salió a relucir muchos años más tarde cuando el periódico OK Diario publicó las llamadas telefónicas que le habían sido grabadas al monarca donde reconocía que nunca antes "había sido tan feliz" como se encontraba con Marta Gayá.
